lunes, diciembre 26, 2005

Recuerdo que ya habíamos discutido este tema con mi hermano, coincidiendo que habíamos llegado al aburrimiento de ver este tipo de series, por lo que el aparecimiento de esta nota en Radar me pareció oportuno.

Veo gente muerta

Una médium que facilita la partida de los finados al más allá (“Ghost Whisperer”). Otra que impide que mueran (“Tru Calling”). Un forense que obtiene de los cadáveres las historias de sus decesos (“CSI”). El espíritu de un ama de casa que cuenta la historia de otras (“Desperate Housewives”). Un reality que conecta al espectador con los idos (“John Edwards”). ¿Por qué la televisión norteamericana decidió darles la palabra a los muertos?

Por Hugo Salas
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Patricia Arquette de Medium.

Según la denostada caja boba, que a la hora de poner al descubierto la realidad que la circunda tiene la escandalosa precisión de los supuestos idiotas, algo extraño les está ocurriendo a los hermanos americanos, y ese algo tiene que ver con la muerte. O con los muertos, mejor dicho, que en “Ghost Whisperer” (Sony, los lunes a las 20) le hablan a Jennifer Love Hewitt y en “Tru Calling” (Fox, martes a las 21) a Elisa Drushku. Despojados de todas sus plumas, los capítulos de ambas series se parecen: muerto conoce chica - muerto encomienda misión a chica - chica cumple misión. Las diferencias entre una y otra estriban en que la invariablemente angelical Hewitt está allí para liberarlos de su carga y ayudarlos a cruzar al otro lado, caminar hacia la luz y demás vicisitudes formales propias de un difunto, mientras que Drushku (de angelical, poco y nada) debe impedir, salto en el tiempo mediante, que el muerto llegue a serlo (formato que, huelga decirlo, resulta mucho más divertido que el anterior).

Lo novedoso, en realidad, no es la muerte, que ya rondaba la pantalla chica en veta desacralizada –“Dead Like Me”, de Sony, y “Six Feet Under”, HBO–, sino la obstinación por darles a los muertos la palabra (otra muerta, en off, es la narradora de “Desperate Housewives”, por ejemplo). Obstinación tan empecinada que, cuando el muerto no tiene la delicadeza de aparecerse, lleva esta necesidad de hacerlo hablar a un metafórico interrogatorio del cadáver, como ocurre en las series que juegan en el terreno de la criminología (entre las que, sin duda alguna, se destaca la amena “CSI” original).

¿Qué grandes misterios, qué secretos ocultos tendrán para comunicar los muertos que justifiquen tanto afán? Bueno, al parecer nada demasiado espectacular, ya que se parte del supuesto de que nadie quiere morirse, y por eso los muertos se dedican pura y exclusivamente a hablar de los vivos. Lo único que tienen de escalofriante sus asuntos pendientes y sus revelaciones es su alto grado de trivialidad. Así, de lunes a viernes por People & Arts, John Edwards, conductor de un talk show tan descabellado como fascinante, “Cruzando al más allá con John Edwards”, se comunica con los muertos para transmitir al público presente mensajes del tipo “descuida, ya no estoy enojada porque aquel día no me prestaste el labial”.

No se trata, es claro, de la angustia ante el enigma de la muerte que lleva a preguntarse por aquello que es radicalmente desconocido –el Hades, la noche de los tiempos–, sino de una angustia ante la realidad en su sentido más llano, a la que nadie, salvo un muerto, puede dar respuesta. El saber sigue estando del lado de la muerte, pero no se trata ya de un saber del más allá, ese lugar que es el lugar del muerto, sino de un saber de lo trivial, del más acá (paradoja que lleva a los muertos, por su parte, a comunicar todo lo que saben con palmaria claridad, lejos de la intriga y la oscuridad que caracteriza a lo oculto).

Tan poco inquietantes resultan estos muertos que difícilmente pueda llamárselos fantasmas. A diferencia de “Twin Peaks” o incluso “Los expedientes secretos X”, donde lo sobrenatural multiplicaba la oscuridad y la confusión, en la tele de hoy la muerte y lo paranormal son glosas que despejan cualquier duda (la notable “Medium”, “Supernatural” y su edulcorada antecesora, “Joan of Arcadia”), y aquello sobre lo que se expiden a lo sumo tendrá que ver con mediocres delitos privados.

Lo que tienen en común todos estos muertos no-fantasmas es que están aquí para permitir “un cierre”, como diría una psicóloga de la tarde. Vienen a calmar dudas, dirimir disputas y, sobre todo, servir de parámetro y bálsamo a todas las realidades afectivas, a todas las miserias domésticas. Basta con echar un vistazo a los personajes con los que se comunican para advertir que carecen de la sofisticación del oráculo, la dignidad delespiritista romántico o la excentricidad de Whoopi Goldberg en Ghost, siquiera. Son “gente común”, enfrentada al desconcierto de una cultura que no puede dar respuesta y a la que no le queda, por ende, más salida que dar la palabra a estos muertos lazarillos. Como demuestra el protagonista de “CSI”, las habilidades del viejo detective lógico del policial sólo pueden hoy desplegarse merced a un arsenal de conocimientos científicos y técnicos que pone al personaje, prácticamente, del lado de los muertos, los que no tienen enigma (de allí que se resalte, todo el tiempo, lo “inhumano” de Grissom). ¿Cuál es la distancia entonces entre el racionalista Sherlock Holmes y la espiritual Jennifer Love Hewitt? Ni más ni menos que la confianza en la posibilidad de encontrar una respuesta dentro del espacio de los vivos, es decir, dentro de la realidad a la que efectivamente tenemos todos acceso, a las inquietudes domésticas que paralelamente, por faltas de respuesta, ascienden al rango de lo trascendental.

martes, diciembre 20, 2005

¿Qué hacemos ahora?

Queda la pregunta en el aire, ¿Qué hacemos ahora que Evo Morales será presidente?, y la única respuesta que encuentro es la siguiente: esperar y confiar.  Ya que nuestra posición siempre ha sido de defender el estado de derecho y la democracia (esperemos que ahora Evo Morales la respete también), tenemos que esperar a que el nuevo gobierno forme su gabinete y empiece a gobernar dándole paz a todos los bolivianos.  También tenemos que confiar que el MAS tenga la suficiente cordura económica para no estrellarse contra un sistema vigente (libre mercado) que está vigente en todo el mundo (incluso en los países amigos de Evo Morales), ojalá sepa mantener una política monetaria y fiscal prudente, que el déficit fiscal no se dispare por nuevas políticas sociales.  Es muy fácil prometer de todo en campaña, pero en gobierno hay que tener el coraje y temple necesario para hacer lo correcto y no siempre lo popular.

lunes, diciembre 19, 2005

La mayoría no apoya a Evo

Si bien es cierto que Evo Morales ha obtenido el 51% de los votos de Bolivia, este voto está totalmente concentrado en la región occidental del país, ya que en toda la media luna (Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando) la gente optó en una mayoría absoluta por la opción de Podemos. Por eso nos queda la pregunta, ¿qué es toda Bolivia?, toda la población aunque esté fuertemente concentrada, o cada uno de sus departamentos?. Recordemos que el MAS sólo obtuvo 2 prefecturas de las 9, y donde Podemos salió primero el MA no necesariamente salió segundo. Incluso podemos alargar más la pregunta al plantear que la región que actualmente aporta más del 30% del PIB (o sea la que pone plata) no está con Evo Morales, y que la región de donde vendrán buena parte de nuestros ingresos futuros (Tarija), tampoco está con el MAS, entonces quién pesa más?. De todas maneras, esto es una democracia y hay que respectar las reglas del juego (algo que Evo no suele hacer). Por mi parte voy a respetar el resultado del MAS pero nunca voy a estar de acuerdo con la presidencia de Evo, y este blog será siempre un bastión de resistencia en ese sentido.

domingo, diciembre 18, 2005

Más resultados

Hasta el momento el MAS tendría 65 diputados, PODEMOS 45, UN 10 y el resto de divide entre los otros partidos, además que la composición en el Senado es Podemos con 13 senadores, el MAS con 12, MNR 1 senador y queda 1 senador todavía por adjudicar. Todo esto significa que si el MAS gana con el 51% o no, igual no tendrá mayoría en el congreso, y para llevar a cabo cualquier reforma tendrá que acordar con Podemos ya que se necesitan 2 tercios.
La Paz y su irresponsabilidad

Era sabido por todos los bolivianos que Evo Morales iba a encontrar un fácil triunfo en la ciudad de El Alto, cuna de todos los movimientos que bloquearon y sitiaron este país. Pero lo que, personalmente, me sorprende es la actitud que tomaron los ciudadanos de La Paz. Mostrando un alto grado de convicción, le dieron su voto en un 60% (o más) a Evo Morales sin importarles que él ha sido la persona que encabezaba todos los bloqueos que afectaron por semanas a La Paz, dejándola sin combustibles, alimentos, agua, etc. La sensación general en esta ciudad era que se tenía que votar por Evo Morales para que de una vez el aprenda lo que es estar en Gobierno y sepa las consecuencias de sus actos. Esto, este pensamiento, me parece el mayor de los actos de irresponsabilidad ciudadana que he visto en mucho tiempo, porque han tomado una decisión sin importales que su decisión no solo los afectaba a ellos, sino a todo un país. Es como, para dar un ejemplo, darle un bus a un muchacho para que de una vez lo maneje y los estrelle y al fin deje de molestar, lo cual es muy malo ya que no ponen a pensar que ese bus no va solo, sino que habemos muchos bolivianos que no queremos arriesgarnos a ver como puede ser un gobierno de Evo Morales. De todas maneras, hay que respetar las reglas de la democracia y aceptar que Evo será presidente, aunque nunca me sentiré contecto de ello.
Datos actualizados

Los primeros datos de las diferentes Cortes Electorales Departamentales le dan un 49% de votación a Evor Morales y un 31% a Tuto Quiroga, con esto se consolidado el triunfo de Evo.
Evo Primero, Tuto Segundo

Dos encuentas en boca de urna de la cadenas Usted Elige y La Hora Clave le están dando la victoria con un 45% a Evo Morales contra un 33% de Tuto Quiroga. Aunque falta todavía la conformación del número de diputados y senadores (donde esta diferencia seguramente será menor debido al sistema de elección de diputados plurinominales y uninominales) todo para indicar que la victoria en términos generales será de Evo Morales, apoyado sobre todo por sus contundentes triungos en Cochabamba y La Paz, una pena por esta última ciudad quién será la única culpable de todos los males que les pueda traer un Gobierno de Morales (bloqueos, sitiajes), ya que no aprendió la lección y le dió sus votos a quién más la perjudicó. La gran sorpresa ha sido que en Santa Cruz se consolidó la victoria de Podemos, pero Unidad Nacional cedió su segundo lugar a el MAS por lo que se caen los sueños de ser Senador al Sr. Roberto Fernández (el mediocre alcalde anterior). Como les dije falta mirar la distribución de diputados (en el Senado está sacando mayoría Podemos), pero Evo Morales es practicamente el presidente cantado. La única esperanza que tenemos los cruceños es que el Sr. Rubén Costas, quién ganó con mucha comodidad la elección de Prefectos, sepa defender a ultranza los intereses de esta región, que seguramente se verán afectados por un gobierno de Morales.
Primeros resultados

Estos son los primeros resultados difundidos por la Red Unitel:

Evo Morales 45%

Turo Quiroga 33%

Que pena.
Faltan 15 minutos

Solo faltan 15 minutos y la Red Unitel anuncia que habrá una gran sorpresa, ya que saben quien ha ganado la elección de forma preliminar. Los mantendremos al tanto.
Falta poco

Faltan escasos 45 minutos para que sepamos los primeros resultados de estas elecciones (resultados parciales). Ya han comenzado a llegar las primeras anforas electorales a las respectivas cortes de cada departamento, y las cadenas de televisión están afinando los números para presentar los resultados de las encuestas en boca de urna. ¿Cuál será el resultado? ojalá pronto lo sepamos. Lo único casi seguro es que en Santa Cruz el ganador será Rubén Costas (tenía más del 50% de apoyo en las encuestas) y posiblemente Jose Luis Paredes en La Paz. Ninguno de los posibles candidatos ganadores a prefectos en los 9 departamentos responde a la línea de Evo Morales, es más, posiblemente PODEMOS (Turo Quiroga) saque entre 5 a 6 prefectos.
Bloggeando en vivo desde las Elecciones Generales 2005

Aquí estamos escribiendo desde Santa Cruz, Bolivia, donde está transcurriendo las Elecciones Generales 2005, para Presidente y Prefectos (Gobernadores). Hasta donde he visto parece que vamos a tener una buena cantidad de votantes. En el recinto donde me toco votar se veían largas colas con la gente esperando pacientemente para votar, aunque algunos vocales del mas estaban tratando de impedir el voto de una persona porque esta se presento con su Libreta Militar en lugar de su CI, seguramente pensaban que el voto iba a ser para Podemos , porque no le encuentro otra explicación. De todas maneras, me gustó mucho la presencia de observadores de la OEA, lo que le da más transparencia a este proceso. Espero, y lo digo abiertamente, que gane Tuto Quiroga, porque creo que tiene la capacidad necesaria para gobernarnos. Hasta el momento solo se ha informado del cierre de una mesa electoral en la prisión para mujeres en La Paz, donde ganó Evo Morales. A las 18:00 se sabrán los resultados de las encuestas en boca de urna y de las primeras mesas electorales que hayan cerrados. Trataré de manter toda la información actualizada, ya que en el transcurso de la tarde no hay mucho movimiento en la televisión (se la dedican a pasar películas).

sábado, diciembre 17, 2005

Porque no quiero que Evo Morales sea Presidente

Siempre he creído que todo ciudadano tiene derecho a ser presidente, pero que no cualquiera puede ser presidente. Existe una gran diferencia entre el primer y segundo concepto. Yo, por ejemplo, tengo derecho a postularme para dictar alguna cátedra universitaria, pero no puedo ganar el puesto si es que primero no tengo un Diplomado en Educación Superior, aparte del análisis que puedan hacer de mi CV profesional. Pasa lo mismo con el derecho a ser presidente. Cualquiera puede aspirar a querer ser presidente de Bolivia, pero primero tiene que cumplir 35 años (asumo que por un tema de madurez) y recién postularse. Y es ahí donde entra mi observación, considero que Evo Morales no tiene las cualidades intelectuales o formación académica necesaria para aspirar a ser Presidente. No cualquiera puede ser presidente de un país, por más buenas intenciones que tenga, o por más asesores que pueda conseguirse, no, me niego a aceptarlo. Un presidente tiene que ser alguien diferente, alguien que pueda aportar y que tenga capacidad de análisis y visión pragmática del país. Todo esto, sin importar si es blanco, indio, cholo, negro, etc. (Víctor Hugo Cárdenas, un vicepresidente pasado, es un tipo al que admiro mucho). Considero que Evo Morales está muy lejos de estar a la altura del perfil que se necesita para ser presidente, no me importa su origen, ni su color de piel (yo soy igual de moreno), pero si me importa que no está formado intelectualmente, y eso no lo puedo aceptar.

jueves, diciembre 15, 2005

Bolpress, o, !Todo el mundo está contra nosotros!

Una de las cosas que más me divierte de leer los diferentes medios de comunicación bolivianos en la red es precisamente www.bolpress.com y no porque me sienta atraído por su contenido sino porque no me puedo contener la risa al leer los artículos de sus columnistas, en los cuales nos hacen sentir que todo el mundo está confabulando contra Evo Morales y los mal llamados "movimientos sociales". Para dar un ejemplo, el día de ayer mencionaron que el paro que iban a realizar los pilotos del LAB está orquestado por el MNR y capitales chilenos, con el objetivo de entorporcer el desarrollo de la elecciones generales. Esto puede interpretarse únicamente como paranoia completa. Podría seguir con la lista de todas la conspiraciones habidas y por haber que Bolpress menciona, pero prefiero que los lectores lo verifiquen por sí mismo.

Este cuasi brazo virtual del MAS tiene algo a favor, esta siempre actualizado en cuanto a las noticias, aunque no las publique con un perfil independiente, pero bueno todos tenemos derecho de ser partidarios de algo. Así que la próxima vez que sientan que todo está tranquilo, y que este mundo puede ser bueno, piensen en Bolpress y acuérdense que "algún neoliberal capitalista debe estar conspirando contra los movimientos sociales y pueblos originarios".

domingo, diciembre 11, 2005

Crónica de un niño mal acompañado

Después de El pianista, deseoso de filmar una película para todo público, empujado por su mujer a volver a ese libro que tanto lo fascina y –psicoanálisis mediante– exorcizar su infancia callejera en la Polonia de la Segunda Guerra, Roman Polanski se embarcó en la filmación de la novela más polémica (y más adaptada a la pantalla) de Charles Dickens: Oliver Twist. El resultado, sin embargo, parece ser una película tan hambreada y escuálida como su protagonista. Por eso, Rodrigo Fresán prefiere hacer memoria, recordar otras adaptaciones y volver a la gestación de esa novela de niño solo a la que tanto se le debe todavía hoy.

Por Rodrigo Fresán
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La misma escena en la película de Polanski y en la ilustración original de Cruishank: Oliver Twist pide “un poco más” de comida en el orfanato. En la novela, detona la expulsión del purrete y el comienzo de las aventuras. En la vida de Dickens, la escena es la primera de una serie de “denuncias” que incluirá en su obra sobre la miserable realidad del imperio británico.

A Oliver Twist –sufrido héroe de Charles Dickens– se lo ama o se lo odia. Incluso los dickensianos más fervorosos suelen dividirse a la hora de abrazarlo y cubrirlo con una manta o de sacarlo a patadas de la biblioteca a la calle. Y es que el Gran Niño de Dickens –porque es uno de los pocos personajes del autor que no llegamos a ver crecidos; su contraparte femenina sería la tan llorada muertita Nell de La vieja tienda de curiosidades– no ha dejado de encantar o asquear a los lectores y críticos desde su misma publicación. Tal vez de ahí –quizás intentando solucionar el enigma en la gran pantalla– sea la criatura de Dickens que más veces ha ido al cine. Tal vez por eso se siguen filmando versiones de este personaje al que un crítico definió, acaso acertadamente, como “un monstruo de virtud” y que para un Graham Greene niño significó “comprender la simple explicación de nuestra lucha y de nuestras vidas, sabernos siempre acunados por la música de la desesperación, y habitantes de un mundo creado por Satán y no por Dios”.

UNO Lo que nos lleva al siguiente misterio: por qué alguien como Roman Polanski se metió en todo esto. Una respuesta fácil sería que se trata de un noble encargo, pero encargo al fin. Lo que se descarta de inmediato porque ha sido el mismo director de cine quien recientemente explicó que, después de El pianista, “tenía ganas de hacer una película para todo público; una para mis hijos”, y que “fue mi mujer quien me recordó mi fascinación con el libro”. Polanski también aclaró que, en principio, la idea no le atrajo porque ya existían –entre más de veinte adaptaciones, dieciocho de ellas mudas– las versiones muy exitosas y más que aceptables de Sol Lesser en 1922 (con Jackie “El Pibe” Coogan como Oliver y Lon Chaney como Fagin) y de David Lean (de 1948), la musical Oliver! de Carol Reed (1968), así como la última, televisiva y de 1997, con Elijah “Frodo” Wood y Richard Dreyfuss (y, ahora que lo pienso, tal vez el formato ideal de Dickens no sea el largometraje sino la miniserie, mucho más cercana en intenciones y logros a la novela por entregas en la que Dickens gobernó con puño de hierro y guante de seda, y no ha sido jamás depuesto o superado). Pero aun así, Polanski no se pudo sacar la idea de la cabeza y lo entendió como un desafío y –respuesta acaso psicoanalítica– un deseo de revivir y exorcizar, sublimando su desnutrida y callejera infancia en la Polonia de la Segunda Guerra Mundial. De ser así, la pregunta sería: ¿por qué no filmó El pájaro pintado de su compatriota y amigo Jerzy Kosinski?

DOS Porque hay que decirlo: el Oliver Twist de Roman Polanski aporta poco y nada a las versiones previas. Y para lo único que sirve es para reavivar la memoria de una novela imperfecta pero, al mismo tiempo, fundante, ya que se la suele señalar como la primera novela inglesa con un niño por protagonista.

Entre los pros de la película está la perfecta reconstrucción de Londres (en los cada vez más solicitados y concurridos estudios de la ciudad de Praga), ofreciéndonos esa metrópoli tan dickensiana y tan inmediatamente reconocible y querida y frecuentada como en su beatlesca versión swinging sixties. Está la audacia –sobre todo, tratándose de Polanski y de su fama– de ese dúo de prostitutas aquí apenas adolescentes. Y está la tantas veces comentada escena final –ausente en encarnaciones anteriores porque, luego de la muerte de Sykes, resulta un tanto anticlimática en lo visual– en la que Oliver visita a Fagin en la cárcel antes de que sea ahorcado. También hay en ella un cine tan académico, una forma de plantar los planos tan correcta como rígida –Polanski parece ilustrar más que filmar, como si quisiera grabar con la cámara los insuperables dibujos que hizo George Cruishank para la edición original de la novela– que hasta puede ser confundido con lo clásico.

Los contras son más numerosos. El pequeño e inexpresivo actor Barney Clark sólo se la pasa desmayándose y recuerda a aquel otro gran error de casting que fue el del joven Christian Bale para El imperio del sol. Clark no tiene ninguna chance contra el megaquerubínico Mark Lester (¿qué habrá sido de este chico?) o los ojos gigantes de Elijah Wood. El Fagin de Ben Kingsley es todavía más antisemíticamente exagerado que el de Alec Guinness (censurado en su momento en EE.UU.), pero no tiene nada de su gracia. Y lo peor de todo se lo llevan Jamie Foreman y Harry Eden; porque jamás habrá un Bill Sykes que supere al de Oliver Reed o un Jack “The Artful Dodger” Dawkins que le gane al de Jack Wild (¿y dónde está hoy este otro chico? Y lo más importante de todo: ¿dónde está la chica de Melody?). Y, para finalizar, Polanski decidió podar buena parte del argumento y los secundarios –aunque es de celebrar la eliminación de esa última y tan inverosímil y casi austeriana revelación en cuanto a la identidad de la madre de Oliver–, ofreciendo una versión tan correcta como desangelada y fría y en los huesos. Una película tan desnutrida y hambreada como su héroe.

TRES Aun así, una nueva venida de Oliver Twist sirve para repasar cuestiones interesantes no desde el punto de vista cinematográfico, pero sí desde el literario.

Oliver Twist –luego de la popularidad que le dieron sus Sketches y la gloria casi mundial conseguida con Los papeles póstumos del Club Pickwick, firmados bajo el seudónimo de Boz– es considerada la segunda novela de Charles Dickens aunque, en sus primeros tramos, fuera escrita en simultáneo con las últimas entregas de Pickwick. Oliver Twist, or The Parish Boy’s Progress es la primera en la que su autor se identifica como Charles Dickens, y es la primera de las muchas de sus obras con nombre y apellido en el título. Oliver Twist –publicada en veinticuatro entregas en la revista Bentley’s Miscellany entre febrero de 1837 y abril de 1839– tiene además la radical importancia no sólo de ser algo tan oscuro y criminal y tan diferente al luminoso y amable hombre de negocios retirado Samuel Pickwick sino que, además, Dickens crea aquí a su primer huerfanito, su primera gran llegada a Londres con zapatos en ruinas, a sus primeros grandes villanos, y la inaugural de las muchas revisiones metaficcionales, conscientes o inconscientes, de su propia y sufrida infancia. Oliver Twist es también su novela de literal y literario aprendizaje, ya que en ella se aleja por primera vez del formato de “bosquejos” o de episodios sueltos apenas unidos para intentar y conseguir un folletín de esos que obligan a seguir la acción entrega a entrega. Y, por último, Oliver Twist es la primera de sus creaciones que se ocupa y critica apenas indirectamente –en este caso la recién redactada Nueva Ley de Pobres– el estado de las cosas del Imperio: el célebre “Please, Sir... I want some more” del hambriento Oliver en el comedor del hospicio es una alusión clara a las exiguas raciones con las que el Estado alimentaba a sus parias y, a partir de entonces, convirtió a Dickens y a sus personajes en presencia y cita frecuente en las páginas de actualidad política y en los editoriales de los más prestigiosos periódicos.

La creación de Oliver Twist también coincide con el comienzo de una vida acomodada, la mudanza a la casa de Doughty Street, el nacimiento del primero de los diez hijos del escritor y con la llegada al hogar de Dickens de Mary Hogarth –adorable y adorada hermana de Catherine Hogarth, esposa del escritor–, quien moriría por un fulminante ataque cardíaco a los diecisiete años. Su inesperado deceso produjo en Dickens un shock del que jamás se repuso del todo, llegando a conservar los vestidos de la difunta, sacarlos de los armarios para mirarlos y, a lo largo de los años,insistir en que su deseo era ser enterrado en la tumba de esta joven, a quien definía “solemnemente, como la criatura más perfecta que jamás haya respirado en este mundo”. Peter Ackroyd –biógrafo definitivo del genio, ver su monumental Dickens de 1990– le atribuye a este sismo funeral una de las raras oportunidades en las que el escritor no respetó el deadline del siguiente capítulo, así como el brusco cambio de rumbo, humor e iluminación de la novela. Para cuando Dickens volvió a su escritorio, lo que había empezado como sátira y denuncia había mutado a tragedia íntima y poblada por sombras. Este “nuevo” Dickens más dark fascinó a sus seguidores y –sin esperar que el autor llegara a la última página– Oliver Twist ya se pirateaba y se representaba con diferentes posibles finales en diez teatros de Londres. El papel de Oliver –como más tarde el de Peter Pan, otro clásico de la niñez en movimiento perpetuo– estaba a cargo de actrices. Pero, como corresponde, los papeles más deseados –los más temerosamente aplaudidos, los más fervorosamente abucheados por el público– eran los de Fagin y Sykes.

Mientras tanto, a la altura del capítulo XVII, Dickens interfería en la narración para dirigirse a sus lectores y comentar el caprichoso modo en que el curso de las vidas se altera sin aviso con “cambios que nos pueden parecer absurdos, pero que acaban no resultándonos tan antinaturales como los consideramos en principio”, y así lo que hasta ayer nos parecía cómico, hoy, de golpe, nos hace estallar en lágrimas sin consuelo. A lo que se refiere Dickens, claro, es a todos los libros de Dickens que llegarán tras la senda de Oliver Twist. Libros felizmente infelices.

O viceversa.

CUATRO Y nadie lo duda: Oliver Twist no tiene la gracia perfecta de Cuento de Navidad, ni la pasión en espejo de David Copperfield, ni la ambición decimonónica de Casa desolada, ni la inteligencia de la que acaso sea la más lograda y madura de sus novelas: Grandes esperanzas.

Pero su lectura –y su visión– ofrece algo que no nos puede dar nada de lo que vino más tarde: el momento deslumbrante en que un artista elige las armas que manejará como nadie hasta entonces y como ninguno de allí en más.

En Oliver Twist se hace ya evidente lo que afirmó Henry James (“El escritor que conoce al hombre, si cuenta con la gracia y la elegancia de Dickens, nos ofrecerá retratos y paisajes por los que jamás podremos estar lo suficientemente agradecidos; porque con ellos aumentará nuestro conocimiento del mundo”); lo que dijo Gilbert Keith Chesterton (“Hay una frase proverbial que expresa bien esa mezcla infantil de apetito y repugnancia en Dickens: ‘relamerse con lo horrible’. Dickens se relamía con lo terrorífico como se relamía con el pudding de Navidad. Porque Dickens era un optimista y podía darse un banquete con cualquier cosa... El sentido del carácter grotesco del universo circula por el cerebro y el cuerpo de Dickens como la sangre siempre agitada y turbulenta de los duendes”); lo que enseñó Vladimir Nabokov en las aulas de la Cornell University (“El escritor puede ser un buen narrador o un buen moralista; pero, a menos que sea un encantador, un artista, no será un gran escritor. Dickens es un buen moralista, un buen narrador y un encantador espléndido... ¿Cuál es la impresión global que su obra produce en nosotros? La de precisión poética y emoción científica... El mundo de un gran escritor es, en efecto, una democracia mágica donde incluso el personaje más secundario, el más efímero, tiene derecho a vivir y evolucionar”); y lo que predica hoy John Irving, tal vez su discípulo más aventajado (“La suya fue una imaginación alimentada por la infelicidad personal y la dedicación de un reformista social... La intención de sus libros es la de conmover emocional y no intelectualmente; y es por este método que lo que Dickens pretende es influenciar las mentes y las almas. Dickens, en lo que a mí respecta, fue y es y seguirá siendo el rey de la novela”). Todo esto y mucho más se siente leyendo a Dickens y, como declaración de intenciones, ahí está esa escena y ese capítulo en el que Oliver entra a una biblioteca y le preguntan si le gustaría ser escritor, y él responde que preferiría vender libros. Dicho y hecho, y Charles Dickens es lo primero y lo segundo, y pocas veces un narrador pensó más y mejor en sus clientes lectores.

CINCO En cuanto a las intenciones de Roman Polanski acerca de filmar una película para “un público joven”, sólo diré lo que sigue: la tarde que fui a ver Oliver Twist hacía frío y llovía y el cine estaba casi vacío. De pronto entraron una madre y su hijito, ambos dickensianamente empapados y temblando y se sentaron delante mío. Y empezó la película y cada diez minutos la madre preguntaba a su hijo: “¿Tienes miedo?”. A lo que el hijo, sucesivamente, respondía: “No”, “Nooo” y “Noooooo” y “NOOOOOOOOO”. Cuando se encendieron las luces y Oliver volvía en carruaje a su nuevo y feliz hogar, escuché cómo el chico, con el más poderoso de los susurros, mientras se hundía dentro de su abrigo, comentaba: “No entiendo por qué no enviaron a Oliver a Hogwarts y le enseñaron a defenderse con su varita mágica...”.

Otras voces, otros huérfanos.

Y larga vida a la Reina, supongo.

Correr la coneja

Mucho antes de canalizar sus angustias y su sarcasmo a través de Los Simpson, Matt Groening se ganaba la vida dibujando una historieta protagonizada por tres conejos antropomórficos que se llamaba –según el día, el humor, el alquiler y demás avatares– La vida es un infierno, La vida en el infierno o El amor es un infierno. Ahora, por primera vez en Argentina, la revista La Mano edita un libro con algunas de las mejores tiras de ese manual de autoayuda y consuelo existencial. (Un dato: Groening considera este trabajo tan personal que, tentado por una cadena de televisión, prefirió inventar una familia de monigotes amarillos antes de entregar sus conejos a la tv.)

Por Mariano Kairuz
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EL PARAISO para Matt Groening podría ser no tener que trabajar más de un día por semana. Un paraíso posible que el creador de Los Simpson consiguió hacer realidad para sí mismo hace ya casi dos décadas y media; incluso bastante antes de volverse millonario con la familia amarilla de Springfield. Groening había llegado a Los Angeles en 1977, proveniente de su Portland (Oregon) natal, y recién graduado de la Universidad de Evergreen, una institución “hippie” sin clases obligatorias ni calificaciones, que “atrajo a todos los raretas creativos del Noroeste”. Llegó siguiendo a su novia, con sus complejos a cuestas y la intención de zambullirse en el mainstream hollywoodense. Sus años estudiantiles fueron los del reinado de iconos “contraculturales” como Robert Crumb; Groening había editado el periódico universitario y se había dedicado a hacer historietas junto a artistas como Lynda Barry y Charles Burns (“ellos eran buenos; yo tenía problemas de autoestima”). En Los Angeles se juntó con el ilustrador y diseñador Gary Panter (otro autodefinido “hijo de los ’50” que alcanzaría cierta celebridad en los ’80), con quien pergeñó una suerte de dogma informal que Panter redactó bajo el título de El Rozz-Tox Manifiesto: una pieza anclada en el tiempo que a veinte años del fin del siglo XX instaba a los “independientes” a combatir la abulia de los medios masivos, desde adentro.

Un tiempo después de llegar a California –y tras una primera temporada en la que fue chofer y el “biógrafo fantasma” con aspiraciones literarias de un multimillonario– Groening se encontró trabajando en una pizzería en Sunset Boulevard. La movida punk se encontraba en su cresta absoluta, y eso le permitía venderles a los chicos de cuero sus propios fanzines fotocopiados, simplemente ubicándolos entre las revistitas punk de un lugar hoy legendario llamado Whisky a Go Go.

No tardaría demasiado en meter sus viñetas en los periódicos under de la ciudad, ni en hacerlo en el hoy desaparecido Los Angeles Reader.

En el Reader hizo en rigor todo tipo de trabajos: desde repartirlo hasta editar algunas notas y hacerse cargo de una columna de “chismes” sobre rock. Fue un momento complicado: “El problema era que yo no sabía nada de chismes”, dice Groening. Sus columnas terminaron consistiendo en unos cuantos párrafos autobiográficos sobre su familia, sus traumas, el trabajo y su vida en general, sin la intermediación de los conejos dibujados que protagonizaban sus historietas. Lo que Groening sabía era que no quería hacer esa columna toda su vida, y llegó al punto de inventar las reseñas de recitales a los que no había asistido e incluso a reseñar las presentaciones y los discos de bandas que ni siquiera existían. Es decir, consiguió que le retiraran la columna y pudo dedicarse a lo que más le gustaba: aquellos conejos semanales.

Entre 1980 y 1983, Binky, Sheeba y Bongo, las liebres antropomorfas de Life in Hell, pasaron de salir en un par de publicaciones subterráneas a leerse en más de veinte periódicos y revistas. Gracias a los buenos oficios de su futura esposa Deborah Kaplan, que lo ayudó a vender la historieta, Groening llegó a poder vivir de esa única tira semanal, en la que, diría años después, “podía seguir siendo simplemente yo mismo”. La repercusión de la tira lo llevó a reunirse con el productor televisivo James L. Brooks. Mientras esperaba para entrar a la reunión que podría marcar su encuentro definitivo con el mainstream, Groening temió de pronto perder el paraíso a manos de la Fox. Fue entonces cuando, unos minutos antes de la reunión, bocetó a Homero y familia, de manera tal de poder reservarse Life in Hell para sí. Eso cuenta la leyenda.

Hace tiempo ya que Los Simpson –programa con el que cada año tiene menos y menos que ver; apenas como supervisor de los guiones– le dieron a Matt Groening una fortuna que le permitiría no trabajar nunca más, ni él ni sus hijos. Pero ése es otro tipo de paraíso, y Groening prefiere seguir dibujando Life in Hell una vez por semana –ahora para unos doscientos cincuenta medios, eso sí– y quién dice, por el resto de su vida.

EL PURGATORIO vendría a ser este lugar entre la felicidad y la miseria absolutas que es la vida según la cuentan los conejos de Matt Groening en Life in Hell (a veces también bautizado Love is Hell) aunque su título parezca más categórico. En alguna entrevista, Groening dijo que juzgaba su vida “de acuerdo a cuán miserable solía ser”; y que en aquellos días en que comenzó a vender su historieta, si eso le alcanzaba para pagar el alquiler, “era terriblemente feliz”. Antes de Los Simpson Groening canalizaba sus penas y ansiedades a través de Binky, el conejo de aspecto temeroso y largas orejas; de Bongo –conejo de una sola oreja; hijo perdido de Binky– y la novia de Binky, Sheeba. La pareja protagoniza una suerte de manual de autoconocimiento para atravesar esos momentos de indefinición en los que no se sabe si el resto de la vida será el infierno o el paraíso; esa incertidumbre del purgatorio que obliga a pensar que sólo existe el infierno. La vida es un infierno, el trabajo es un infierno; la escuela es un infierno: ésos son algunos de los títulos que llevan las tiras de Binky, Sheeba y Bongo, y también las de Akbar y Jeff, dos extraños y pequeños seres humanos vestidos a lo Charlie Brown y con gorritos egipcios que mantienen una relación de naturaleza desconocida: puede que sean hermanos, pero la mayoría de las veces uno diría que son novios; lo único seguro es que viven permanentemente entre el odio y el amor, entre la dicha y el maltrato, entre el cielo y el infierno. El amor es el infierno: ése es el título de la compilación que la revista La Mano (que viene publicando la tira de manera mensual) edita en forma de libro, por primera vez en la Argentina, con trabajos que van de fines de los ’70 a mediados de los ’80.

El amor es el infierno plantea interrogantes existenciales: “¿Qué es el amor y qué es lo que te hace pensar que vos te merecés un poco?”. También propone un libro en trece capítulos sobre los pros y contras de compartir una relación amorosa, con apuntes sobre los inicios, el sexo, el matrimonio, los hijos y la separación, entre otros infortunios. En 1983, la tira dedicó una plancha a las ventajas y desventajas de las relaciones heterosexuales y de las homosexuales; todas eran las mismas para ambos tipos –incluso hace una mención temprana, para el cómic, del sida– con una contra extra para los amantes del mismo sexo: la dificultad para la aceptación social.

Y EL INFIERNO, por supuesto, son los demás. Una idea recorre La vida en el infierno y El amor es el infierno, y es la misma que vertebra las historias de la familia de Springfield y toda la obra de Groening, según lo dijo él mismo en una entrevista para la revista Mother Jones cuando estaba a punto de estrenar Futurama: la de que “nuestras autoridades morales, nuestros maestros, directores, curas, políticos, no siempre tienen en mente nuestro interés general”. Life in Hell, como los Simpson, ve el infierno en los demás pero también en esos otros que conviven dentro de uno mismo; en las angustias y las paranoias cotidianas, pero fundamentalmente en nuestras más profundas contradicciones. Y, con un impulso algo autodestructivo pero no suicida, con un humor triste, Life in Hell nos dice que ése es el pequeño infierno personal con el que a todos nos toca vivir.

Hoy dia salieron buenos articulos en Radar, este el primero de ellos.



Una inmensa historia de amor

¿Qué podía hacer Peter Jackson después de la trilogía de El señor de los anillos, esa obra titánica en su realización (un año de filmación ininterrumpida en escenarios naturales) y descomunal en sus resultados (17 Oscar, más de diez horas de épica como hacía décadas no se veía)? Sentarse sobre los laureles y descansar un poco. Pero no: apenas dos años después estrena una remake de King Kong. Y con un extra: está filmada en los estudios de Jackson en Nueva Zelanda, con los que aspira a erigirse en un serio contrincante de Hollywood por el título de La Nueva Meca. A la espera del estreno, José Pablo Feinmann reconstruye el nacimiento de la triste historia de amor entre el mono enamorado y la rubia californiana truncada por esa bestia civilizada que es el capitalismo. Además, una guía de personajes y diferencias entre la original y la remake.

Por José Pablo Feinmann
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Hay amistades con futuro. La que establecieron –una vez terminada la llamada Primera Guerra Mundial– un teniente coronel y un capitán de la Cruz Roja norteamericana fue una de ellas. El teniente coronel era Merian C. Cooper y había sido un héroe de la aviación en Francia, algo que tal vez no sea fácil. El capitán era Ernst B. Schoedsack y era fotógrafo de la Cruz Roja de los Estados Unidos, algo tal vez más sencillo. Lo dicho: se hacen amigos. Y en lugar de emborracharse, ir a burdeles de baja o alta categoría –en busca de lo que fuere– y comer platos exquisitos hasta saciarse, como suelen hacer los amigos, deciden ir a países exóticos y hacer documentales. Ya estamos cerca del nacimiento de King Kong.

Cooper y Schoedsack deambulan, creativamente, por Asia Central, por Siam, por Sumatra y sus selvas con frecuencia impenetrables y siempre amenazantes. Se trata, para ellos, de incursionar en el corazón de lo exótico, lo extravagante. Son occidentales y el occidental es un ser urdido por la curiosidad, por el conocimiento –que siempre deriva en dominio y en falsificación– de lo Otro. Chateaubriand y Nerval, poseídos por la pasión romántica de lo exótico, supieron recorrer Oriente. Encontraban ahí lo que no encontraban en Europa: la diferencia, la exaltación de lo distinto, el motor de lo imaginario. “Oriente (escribe alguien que sabe mucho de todo esto) era casi una invención europea y, desde la antigüedad, había sido escenario de romances, seres extravagantes, recuerdos y paisajes inolvidables y experiencias extraordinarias” (Edward W. Said, Orientalismo). Cooper y Schoedsack, entre tanta exaltación, compran los derechos de una famosa novela: Las cuatro plumas, una típica historia colonialista del británico A.E.W. Mason, que muchos, alguna vez, han leído. Sobre todo porque la publicó la mítica Colección Robin Hood. Era la historia de un oficial despreciado por sus compañeros de armas por resistirse a ir a ese revoltoso territorio del Imperio Británico llamado India, donde Rudyard Kipling se vestía de frac y tomaba el té a las cinco de la tarde para no dejar de ser un hombre civilizado. No fue casual que Las cuatro plumas sedujera a nuestros dos amigos: unía el concepto del honor típico del hombre blanco con el de la rebelión irracional y barbárica de los nativos de las colonias. También King Kong sabrá rebelarse y tal vez sea ése uno de sus temas axiales: la historia de una rebelión impulsada por el amor.

Cooper y Schoedsack llegan a una cumbre claramente más elevada que los afanes colonialistas de Las cuatro plumas: en 1932 filman El malvado Zaroff, cuyo título en inglés roza la intriga poética: The Most Dangerous Game. Este film (que vi en casa de Diego Curubeto porque, conjeturo, era uno de los pocos que podía tenerlo y en DVD) se extiende a sólo 63 minutos y tiene mucho de lo que habrá de tener King Kong, que Cooper y Schoedsack harán un año más tarde. Aquí está Fay Wray (la rubia que Kong amará) y también Robert Amstrong (el productor de Hollywood que trasladará a Kong de su, para él, idílica isla a la jungla de asfalto neoyorquina). También está Joel McCrea (el héroe) y está Leslie Banks, que se mete en la piel de ese ruso loco y malvadísimo que es el Conde Zaroff. El Conde los recibe en su isla y les muestra, luego de algunas frías señales de bienvenida, una cicatriz que tiene en el cuello: se la ha propinado un león. ¿Por qué?, preguntan sus huéspedes, ajenos a lo que les espera. Zaroff explica: él sale a cazar fieras entre la maleza de la isla y un león enfurecido le infirió ese tajo que lo humilla y, a la vez, testimonia su valentía. Brevemente: Zaroff arroja a sus invitados a la selva y sale tras ellos para darles caza, tal como acostumbra a hacer con sus fieras. El film tuvo una notable remake en la que Trevor Howard, un nazi escondido en la maleza amazónica, persigue a Jane Greer (la heroína infame de Retorno al pasado) y a Richard Widmark (Tommy Udo, entre otros setenta y cuatro films). La peli de Cooper y Schoedsack exhibía cabezas tronchadas por Zarkoff y otras escabrosidades que la censura mutiló. Como fuere, nuestros amigos utilizaron gran parte del material de Zarkoff para la inminente King Kong, film que los llevaría a la gloria definitiva y a una eternidad que sería arduo negarles, dado que Kong vivirá en tanto viva este planeta. Acaso poco.

King Kong es un film de monstruos, presumiblemente uno de terror, pero es, antes que nada, una historia de otro tipo, algo que no podía esperarse de un gorila. Es una historia de amor. La historia de un gorila enamorado de un objeto nuevo que se le aparece en una esfera de lo real que, para él, se limita a la geografía de una isla remota, perdida en el tiempo. Ese objeto es una rubia. Kong había visto muchas cosas en su vida tediosa y lenta, prehistórica: dinosaurios, nativos y nativas del lugar, hogueras y sacrificios en su honor. Nada que pudiera interesarle demasiado a nadie, nada a lo que ya no estuviera acostumbrado, algo que sólo podía despertar la curiosidad de Cooper y Schoedsack y, por supuesto, la de Claude Lévi-Strauss, que aún perseveraba en no asomar por este mundo. La historia es simple y en su simpleza está su poderío: un film-maker de Hollywood (Robert Amstrong) viaja a una isla remota con una starlet toda ella rubia (Fay Wray). Algo buscan, algo sospechan: habita en esa isla prehistórica un enorme monstruo al que se le llama King Kong. Los nativos lo consideran un dios y le ofrecen sacrificios. Amstrong sabe que su arma no puede fallar. ¡Kong no conoce el poder de una rubia californiana!

Los nativos atacan a los recién llegados. Pero nada sucede que merezca nuestra extasiada atención hasta que el gran mono encuentra a Fay y la deposita sobre su enorme mano, la mira, le suelta los breteles de su escasísima vestimenta, mira sus piernas que se agitan algo locamente, la baña en una tierna cascada y ni por asomo piensa en comérsela como no sea con los ojos. Ignora que Wray es la carnada que Amstrong le sirve para atraparlo. Lo atrapa y lo lleva a la ciudad de Nueva York. Antes, todavía en la isla, vemos a Kong vencer a un dinosaurio, uno que se había salvado del meteoro que liquidó a todos, uno que venía de las páginas morosas de Un mundo perdido de Arthur Conan Doyle, donde no trabaja Sherlock Holmes, o uno que se reservaba para hacer lo suyo en Jurassic Park y al que Kong salvó de Spielberg. Como fuere, Kong lo despanzurra en un alarde de fiereza. Sabemos que este gorila lo puede todo.

Una vez en Nueva York sabemos de qué trata tanto alboroto. Se trata de la pérfida civilización monetarista que se ensaña con este supuesto monstruo de la prehistoria y le impide amar a su rubia. De donde vemos que Kong, lejos de ser un victimario, es una víctima. La historia (basada en un bosquejo de Edgar Wallace, autor de malas novelas policiales que salían en la Serie Amarilla de Tor, algo que sólo Juan Sasturain sabrá a esta altura de los tiempos) se interna en vericuetos psicoanalíticos y arroja significantes por todos sus poros. Kong es exhibido, encadenado, en un teatro inmenso y obscenamente lleno de millonarios curiosos. La gula capitalista lo transforma en una mercancía circense. El espectáculo deviene catástrofe: el Mago (Amstrong) no puede contener a su criatura. El monstruo, tal como el de Frankenstein, rompe sus cadenas y sale a las calles. Los espectadores, los ávidos impuros, los mirones repugnantes que habían pagado sus localidades para ver la humillación de ese inmenso, descomedido mono, huyen como ratas. Kong va en busca de su amor. Fay Wray es una rubia bella y frágil. También ella, contradictoriamente, teme las dimensiones del mono, teme a Kong. Se sabe: lo teme y lo desea. Es este me doy y me niego de la rubia lo que despierta la libido, prehistórica o no, de Kong. Se trata de una relación imposible. Ni Fay podrá satisfacer a Kong ni Kong a Fay. Ella es muy pequeña para él. El es demasiado grande para ella. El amor de Kong, sin embargo, no tiene ni conoce límites. Tal vez él sólo pretenda bañar otra vez a su pequeño objeto de deseo en la cascada de la isla prehistórica, sólo eso. De modo que la busca hasta que la encuentra. Que ella grite aterrada no lo altera. En un film de terror las chicas que los monstruos se procuran siempre gritan. Pero la estridencia es una cara del amor, con frecuencia su punto más alto, orgásmico. Cuando Kharis, la momia, alza en sus brazos a la heroína, a quien él siempre confunde con la princesa Ananka, su amor imposible, la chica grita con ineludible estridencia. Nada de esto pareciera detener a los monstruos. Ni Kong, ni Kharis, ni menos aún el refinado Conde Drácula (un verdadero acosador sexual) se detienen por los gritos de sus víctimas. Saben que ellas les temen y eso los excita. O más aún: los desquicia sexualmente. Las chicas no temen lo que ellos creen que temen. Los monstruos creen que las heroínas gritan porque actúan una resistencia no verdadera que cederá no bien estén juntos, y solos, y el amor se exprese sublime y expansivo. Las heroínas gritan por miedo. A dos cosas: 1) a perder el mundo que conocen; 2) a la potencia sexual del monstruo. Kong ofrece su gigantismo, su rusticidad prehistórica desde la que anuncia algo siempre barbárico: el tamaño sí importa. Kharis ofrece el ritual de una muerte que los hará eternos y sagrados. Drácula ofrece una inmortalidad demoníaca, abiertamente crepuscular y romántica.

Kong abandona su destino de mercancía del eterno circo capitalista y huye con su amor. Trepa, con ella, a las cumbres del art déco, al Empire State. Ahí, en lo alto, tiene lugar el momento más sublime de la historia: unos aviones artillados, unos aviones insidiosos con metralletas que tabletean y erosionan la piel del héroe solitario, giran locamente alrededor de Kong, que sujeta a su amada. Kong les arroja zarpazos letales (algunos, no todos) a esas artefactos de guerra, expresión perfecta, cifra esencial de la tecnología de la modernidad, acostumbrada a hacer la historia con la guerra, pariéndola. Fay grita y sacude sus piernitas. Kong sabe, de pronto, que está perdido, que sus fuerzas sobrenaturales lo abandonan, que no es un dios o, al menos, no un dios imbatible. Deja, con infinita ternura, a Fay en la cumbre del edificio déco y cae al abismo. Muere y Amstrong dice una de las frases más perdurables del cine. Tanto como “el mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos” o “vamos a casa, Debbie” o “¡top of the World, Mom!”. Dice: “Fue la bella la que mató al Monstruo”. Todo, ahora, está claro: King Kong murió por amor en un mundo de canallas.

jueves, diciembre 08, 2005

Vicentico y mi decepción

Ayer en la noche fui al concierto que dio Vicentico (ex Fabulosos Cadillacs) en Sonilum.  Si bien no me esperaba encontrar con un show al estilo de los Fabulosos, por lo menos tenía la esperanza de escuchar varias canciones clásicas, sobre todo los viejos éxitos.  Nada de eso se dio, a excepción de “Vasos Vacíos” y una pequeña versión acústica de “Desapariciones”, Vicentico no toco casi temas de los Fabulosos (tocó algunos que la gente no conocía mucho) y se dedicó a cantar temas de su flamante carrera como solista, de la cual la gente conoce pocas canciones.  Por lo menos yo me sentí muy decepcionado, pero creo que la culpa ha sido tanto del público como de Vicentico, del público porque fue a ver un concierto de Vicentico esperando escuchar canciones de los Fabulosos, y fue también culpa de Vicentico porque vino a tocar a una ciudad donde se lo conoce por su carrera en los Fabulosos.  Incluso con todo esto, el marcador queda a favor del público que pacientemente espero que tocaran temas de los Fabulosos hasta el final (nos regaló una versión acústica de un tema conocido, pero sonó más a favor que a compromiso).  Resumiendo, me arrepentí de ir, el concierto me dejó sabor a poco.

miércoles, diciembre 07, 2005

Nuevas Fotos de Danielito


Foto 11
Originally uploaded by Alvaro Mendez.

Este Sabado le hicieron una ecografía en 4D a Claudia, y le sacaron varias fotos a Danielito, ahora ya se lo puede distinguir muy bien. Pueden ver mas fotos en el Flickr.

martes, noviembre 29, 2005

1.000 Visitas

Acabamos de pasar las 1.000 visitas en este blog, un agradecimiento inmenso a todos los que se han molestado en entrar y leer las cosas que publicó (no siempre las escribo yo). Trataré de ser más regular. Sobre el review del Ipod, hubieron algunos pequeños percances y recién podré hacerlo la semana que viene. Pasando a otro tema, hoy en la noche Clauda se hará una ecografía en 3D así que mañana les estaré mostrando las últimas fotos de Danielito.

viernes, noviembre 25, 2005

Llego el Ipod Nano!!!


El día de ayer recogí mi hermoso, asombroso, increíblemente pequeño, super cool, impactante Ipod Nano Blanco. Cuando me entregaron la caja me sorprendió lo pequeña que era, pero mi sorpresa fue mayor aún cuando la abrí y me encontré con un Ipod Nano mucho más pequeño de lo que yo había imaginado. Mi primera impresión fue de asombro-decepción porque pensé que era muy pequeño y frágil, pero rápidamente me dí cuenta de lo poderoso que era. Lo primero que llama la atención es lo increíblemente delgado que es ( más o menos 1 cm de grosor), asombra que pueda almacenar cientos de canciones y fotografías, después llama la atención su pequeñez, menor que la de una tarjeta de crédito. El sonido es muy bueno (casi normal), aunque mejora mucho cuando utilizas los equalizadores del propio Ipod. A pesar de que era su primera carga necesito solamente alrededor de 2 horas para cargar completamente y para que pueda ser usado en exteriores. Lo que me gustó muchísimo es la velocidad de transmisión de archivos, lo que normalmente me tomaría varios minutos copiar unos 50 megas, pude copiar casi 1 GB de canciones en el mismo lapso de tiempo, sencillamente asombroso. Del diseño ni hablemos, super elegante, todo siguiendo el estilo Apple. Este fin de semana voy a hacer un reseña más completa incluyendo fotos.

domingo, noviembre 20, 2005

El guardián de las palabras

Radar, Pagina 12.

La controversia lleva ya un par de años y no parece que vaya a resolverse pronto. Mientras que amazon.com debió levantar los extractos de los libros a los que servía de vidriera virtual para la venta, Google intenta adelantarse a Yahoo y sus otros competidores en la creación de una biblioteca virtual universal, escaneando todos los libros existentes y ofreciendo online y completos aquellos que pertenecen al dominio público, y sólo algunas líneas, portada e información de aquellos otros que tienen un copyright vigente.

Una de las primeras discusiones que provocó la iniciativa de la Google Library se ubicó en el campo de las políticas culturales. El asunto se trató en estas páginas en su momento: el presidente de la Biblioteca Nacional Francesa puso el grito en el cielo; se habló de la “aplastante dominación norteamericana”; la Comisión Europea contraatacó anunciando que destinaría 96 millones de euros a digitalizar todos los libros de las veinte bibliotecas más preeminentes del viejo continente.

Pero el debate principal en este momento es de otra índole: Google está llevando adelante su proyecto de biblioteca virtual a través de Print.Google.com, en asociación con cuatro universidades norteamericanas (Michigan, Harvard, Stanford y Oxford) y con la Biblioteca Pública de la Ciudad de Nueva York, que le proporcionan su material para escanear y así pasarlo a formato digital. Los que se quejan ahora son algunos escritores y la mayoría de las casas editoriales, que avizoran una amenaza a sus intereses comerciales que podría hacerse efectiva en un plazo mediano. Como para tranquilizarlos –y, fundamentalmente, para detener el aluvión de demandas legales que ya ha comenzado con el objetivo de ponerle un freno a Print.Google, entre ellas una integrada por Simon & Schuster, una de la Asociación de Editores Norteamericanos, y otra del sindicato de autores– Google emitió varios comunicados en los que se asegura que de los libros escaneados que no pertenezcan al “dominio público” (una categoría que en muchos casos sólo puede determinarse mediante engorrosos procedimientos legales) el buscador apenas ofrecerá un extracto de unas cuantas líneas, de una extensión “menor a una página”, excepto en los casos en los que el editor que posea el copyright ofrezca y autorice una mayor extensión. Los voceros de Google aseguran que la publicación de un extracto favorecerá enormemente el negocio, ya que, dicen, a mayor información disponible sobre un libro, mayor será la cantidad de lectores que se interesarán en adquirirlo, y el mismo sitio les proveerá el link hacia la librería en la que pueden comprarlo o la biblioteca (tradicional, no virtual) en la que pueden consultarlo. También aseguran que no lucrarán directamente con las ventas de los libros; es decir, que Google no buscará un porcentaje de lo que amasen librerías y editoriales. Y suena creíble, ya que, de hecho, su apuesta a largo plazo ni siquiera parece estar basada en el mercado publicitario, sino en obtener un lugar de poder en el reino de los medios de información del futuro.

En la red circulan todo tipo de comentarios sobre la controversia: algunos escritores poco conocidos y editores independientes expresan su acuerdo con Google (Internet, sostienen, podría potenciar sus ventas, o al menos la lectura de sus libros); otros señalan que, si es cierto que con algunas palabras clave cualquiera podrá buscar un extracto de un libro con copyright, el usuario paciente e ingenioso se las arreglará para bajarse un libro entero gratis. Eso es algo que resulta más bien difícil de comprobar, ya que el sitio Print.Google.com todavía se encuentra en una etapa muy rudimentaria. Según apareció publicado en la revista Forbes unas semanas atrás, las demandas obligaron a Google a detener el escaneado compulsivo al que se habían abocado. Por ahora, la gran G dice haber parado las rotativas y aprovecha el momento para mostrarse ante el mundo como un gran democratizador de la cultura letrada: según uno de sus abogados y voceros, “el mundo sería un lugar mucho peor si el catálogo de una biblioteca sólo incluyera los libros que los editores pasaron y depositaron en ella”.


Articulo Publicado en Radar, Pagina 12.

viernes, noviembre 18, 2005

Mi regalo de Navidad

No quiero hacer mucha alaraca de esto pero el día martes 22 me está llegando mi regalo de Navidad, un hermoso Ipod Nano color blanco, mi esposa me debe amar mucho para soportar tantos gustos de niño.

Cuando lo tenga los cuento como es.

lunes, noviembre 07, 2005

Al fin en nuestra casa

Después de varios días de ajetreos, Claudia y yo nos instalamos en nuestra nueva casa. He sacado algunas fotos de la mudanza y de como quedo la casa, las cuales las voy a ir subiendo de a poco al flickr.

lunes, octubre 31, 2005

Mudanza

Después de varios meses de espera, este día Jueves nos estamos mudando a nuestra nueva casa. Ya les contaré el sin fin de los ajetreos. Le hicieron una ultima ecografía a Danielito y todo está bien.

domingo, octubre 23, 2005

Adolescer

Con su debut Nadar solo, Ezequiel Acuña le dio al cine argentino una película en la que la adolescencia era la única protagonista: los tiempos muertos, la amistad inquebrantable que se resquebraja, el amor desde lejos, los hermanos mayores y esa sensación irrepetible de adolescer sin saber de qué. Ahora, vuelve a sumergirse en esa atmósfera con su segunda película: Como un avión estrellado. El escritor chileno Alberto Fuguet presenta el mundo según Acuña.

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Vi Como un avión estrellado a fines de febrero de este año, con Ezequiel a mi lado, en el living de su casa (de la casa de sus padres, lo que sube los bonos de Acuña: retrato de artista adolescente notan-adolescente), frente a un hospital gótico por la avenida Las Heras. El film de Ezequiel está ambientado en Valdivia (aunque filmado en Mar del Plata). Fue en Valdivia donde me tocó presentar, como uno de mis últimos gestos como crítico de cine, Nadar solo. El año antes, me tocó hacer lo mismo con 25 Watts, luego de quedar severamente impactado y entusiasmado con La ciénaga, de Lucrecia Martel. Me acuerdo que a la salida de Nadar solo, mirando el río Calle-Calle, en medio de una llovizna (siempre asocio a Acuña con lluvia y sus películas son de aquellas que uno tiene que ir a ver con bufanda y chaleco) y como se me acercaron un par de personas para felicitarme por Nadar solo (como si yo la hubiera dirigido) y otros, que de inmediato los puse en mi lista negra, me insultaron como si el film hubiera sido mío.

“Cómo te pueden gustar estas huevadas donde no pasa nada.”

En el mundo de Acuña llueve, no pasa nada y todo el mundo, incluso los grandes, tienen 17. El mundo de Acuña es adolescente pero no en el sentido teenage y colorido de los avisos publicitarios, sino que es un mundo donde todos adolescen de lo primordial. En las películas de Acuña, y sobre todo en esta nueva, todos son tristes, distímicos, incompletos y nadie la pasa del todo bien. Esto, por cierto, convierte a Acuña en un verdadero héroe para cierto tipo de adolescentes. Sobre todo para los adolescentes que no viven como supuestamente deberían vivir los adolescentes. El mundo de Acuña es quizá demasiado adolescente, pero ésa es su gracia. En esta supuesta debilidad, la del chico ostra, el chico flaco y melancólico que siente demasiado, está la fortaleza de su cine. Acuña en el fondo es un músico a lo Jeff Buckley (obsesión en Como un avión estrellado) que, para no sucumbir al suicidio, filma películas cortas y unplugged que conforman un álbum extremadamente triste, ideal para escuchar en un día nublado, donde cada película es un track que tiene títulos insuperables. ¿Cómo no quedar intrigado por películas que se llamen Nadar solo o Como un avión estrellado?

Llegué al mundo según Acuña por un afiche azuloso donde un adolescente está sumergido bajo el agua, a lo Nirvana, aguantando la respiración. El afiche no lo vi en un cine sino que me lo pasó el botones de mi hotel. Yo estaba invitado como periodista-crítico al Bafici y andaba con un guión bajo el brazo. Acuña quería conocerme porque, según él, es fan de Martín Rejtman (al igual que yo) y porque había leído todos mis libros y sentía que yo debía ver su película.

“Tenés que verla porque, en el fondo, es culpa tuya: tu libro Mala onda es una de las inspiraciones.”

La nota casi me hizo tomar la decisión de no asistir. Mala onda es mi libro adolescente y si bien sé que le gusta a cierto tipo de adolescentes, adolescentes que adolescen, lo cierto que a estas alturas es uno de esos libros que uno desea olvidar porque siente que ya no es el mismo ni tiene esa edad aunque quizá sigue adolesciendo de ciertas cosas.

Nadar solo me pareció ese tipo de debut con que uno sueña. El tipo de debut de un tipo que prefiere más Los 400 golpes que Snatch, que sabe quién es Rohmer y Kitano y Téchiné. Pero Acuña también ha leído a pesar de lo poco que hablan sus autistas personajes. La cercanía del autor con sus protagonistas es casi impúdica. Piensan tan fuerte –y piensan tanto– que podemos escucharlos sin tener la necesidad de escuchar la voz en off.

Me gusta el cine de Acuña y me gusta su mirada adolescente del mundo, una mirada donde los protagonistas no caben en su cuerpo, donde más que andar buscando amor se andan buscando a sí mismos. Vi Como un avión estrellado en su casa en una pasada por Buenos Aires luego de aislarme, post rodaje, en el salteño hotel de La niña santa. Necesitaba estar solo, aislado, lejos de la adrenalina de mi rodaje. Me encontré con Acuña y ahí me dijo que quería mostrarme su nueva película. Tenía dudas del título. Quería que la viera porque quería que se la comentara antes que hiciera su corte final y porque deseaba que le recomendara títulos. Los hice. Le envié diez. No utilizó ninguno, lo que habla bien de él. Como un avión estrellado es el mejor de los títulos para un film sobre un tipo tan perdido y desangelado como Nico.

Yo aproveché de desahogarme ante un tipo mucho más joven que yo, pero con más rodajes en el cuerpo, de lo que recién me había tocado: Se arrienda, mi debut cinematográfico (ópera prima como le dicen). Acuña me escuchó y, de una manera muy poco adolescente y totalmente madura, me calmó y me dejó más centrado. Aproveché para mostrarle imágenes que tenía en mi portátil. A veces uno necesita alguien que te diga algo preciso en el momento preciso. Lo que me dijo fue lo preciso. Lo que necesitaba escuchar para regresar a Santiago a montar la película. Ahí capté que quizá los cineastas son más generosos que los escritores. Por eso le doy las gracias al final de mi película. El dice que me da las gracias al final de la suya.

(Extraido de Radar)

miércoles, octubre 19, 2005

A Lot Like Love

A pesar de tener un reparto de actores mediocres (Ashton Kutcher y Amanda Peet), A Lot Like Love logra robar la atención del  público con una historia refrescante y bien contada.  Sinceramente me gusto mucho, y además quede muy a gusto con su banda sonora (les recomiendo escuchar “Brighter than the sunshine” de Aqualung).  Me gustó mucho el manejo de los tiempos de las películas ya que la historia se desarrolla prácticamente en un par de días, pero bien distanciados entre sí que hacen un largo período de 7 años.  Su paso por los cines ha sido relativamente aceptable y logra consolidar a Kutcher como un actor de comedias romáticas aunque Amanda Peet ya está un poco mayorcita para hacer ese tipo de papeles.  A todos los que se arrepienten de no haber avanzado más en alguna relación, les aseguro que esta película les tocará los sentimientos.

jueves, octubre 13, 2005

Trabajo a Full

Las últimas 2 semanas han sido bien fuertes en el trabajo, no he tenido tiempo para ir a ningún lado (ni siquiera al cine), pero ahora las cosas están más tranquilas.  Con Claudia esperamos mudarnos los primeros días de Noviembre a nuestra nueva casa, ya que están terminando de construir algunas obras menores.  Tras que tenga algunas fotos de la casa las estaré colocando.
Les recomiendo a todos pasarse por www.apple.com y ver los nuevos Ipod’s que han sacado al mercado.  A pesar de no tener una Mac considero que es un mucho mejor que cualquier PC con Windows.  Claudia, ya sabes cual puede ser mi regalo de Navidad (Ipod Nano), te ganarías mi amor eterno!!!.

Una foto de mi trabajo


Una foto de mi trabajo
Originally uploaded by Alvaro Mendez.

Despues de mucho tiempo sin poner una foto, aqui les muestro una foto reciente en mi estacion de trabajo.

jueves, septiembre 22, 2005

Foto de Danielito


Foto de Danielito
Originally uploaded by Alvaro Mendez.

Esta es una foto de Daniel, mi hijo. El proximo mes Claudia se hará una ecografía a colores y en 3D donde se podra apreciar mejor. Espero les guste.

miércoles, septiembre 21, 2005

Va a ser NIÑO!!!

Ayer nos dijeron que nuestro bebé va a ser niño, posiblemente se llame Daniel, ya que es el nombre que le gusta a Claudia. Todos estamos muy felices con la noticia.

lunes, septiembre 19, 2005

Volvió Pablo S.

Después de unos meses de aventura por Japón, mi amigo Pablo Salvatierra volvió a nuestro país, aunque esta vez para irse a radicar a La Paz. Es muy bonito tener a los amigos de vuelta.
A Sesis Grados de Kevin Bacon

Hace mucho tiempo que no leía una nota tan curiosa. Les recomiendo practicar este juego, es muy entretenido cuando estén un poco ociosos.



Todos los caminos conducen a el juego
Por Kevin Bacon

Oí hablar del juego por primera vez hace varios años. De hecho, recuerdo haber pensado: “Esto no va a durar, va a desaparecer como el hula-hula y los sea monkeys”. Recuerdo que los chicos se me acercaban y me decían que tenían resaca por haber estado jugando en un bar la noche anterior, tomándose un trago por cada grado de separación. Pensé que me iban a acusar de contribuir al alcoholismo rampante que arrasa los campus universitarios de Norteamérica.
Y también estaban los que difundían la leyenda urbana. “Ey, el primo de un amigo mío inventó un juego sobre vos.” Internet explotaba y el juego se esparció como un reguero de pólvora, hasta que en 1994 me pidieron que apareciera en el Show de John Stewart junto a los creadores del juego, tres chicos del Albright College. A esta altura ya me irritaba la idea. Sentía que era el blanco de alguna broma masiva: “¿Podés creer que este perdedor puede ser conectado con Marlon Brando y Katharine Hepburn?”.
Pero a través de los años aprendí a tolerar y a veces incluso a abrazar la idea. La gente me ha preguntado si lo considero un honor. Bueno, todo indica que he estado en un montón de películas con un montón de gente. Y además, que hay muchos otros actores que funcionarían: Seis grados de Kevin Spacey o de Kevin Kline. Pero lo que he aprendido a apreciar es que es tan sólo un concepto. No es algo que se puede comprar ni vender. Nadie se está volviendo rico con esto (ni siquiera yo, aunque eso lo lamento). Nadie puede ponerlo sobre su chimenea ni legárselo a sus hijos. Simplemente es. Y si lo sacamos de la ecuación, es un concepto hermoso. Si pudiéramos recordar que cada uno de nosotros sobre este planeta está conectado a través de seis grados de separación, que todos salimos del mismo pantano, tal vez no nos apuraríamos tanto para ir a la guerra ni les daríamos la espalda a nuestros hermanos más necesitados.
¿Yo lo juego? Honestamente, no, pero como un agradecimiento a Andy Gotts (y usando únicamente a actores involucrados en su libro) me conectaré a mí mismo a seis grados de Sir Alan Bates, quien escribió el prefacio. Ahí va: yo (Kevin Bacon) estuve en Línea mortal con Julia Roberts, que estuvo en Closer con Jude Law, quien estuvo en El talentoso Sr. Ripley con Gwyneth Paltrow, quien estuvo en Seven (Pecados Capitales) con Morgan Freeman, que estuvo en La suma de todos los miedos ¡con Sir Alan Bates!
EL JUEGO
El juego Six degrees to Kevin Bacon (“A seis grados de Kevin Bacon”) ya tiene once años. Ideado por un grupo de universitarios de Pennsylvania, su desafío consiste en conectar a Kevin Bacon con cualquier otro actor del mundo del cine en no más de seis asociaciones. Con el tiempo, el juego tuvo su propio sitio web, su versión de tablero y hasta un libro: así de popular se volvió. Pero hubo alguien que lo llevó todavía más lejos, convirtiéndolo en el centro de sus obsesiones: el fotógrafo Andy Gotts, que dedicó ocho años de su vida a plasmar una versión fotográfica. Tras unas cuantas dificultades iniciales (sus primeras trescientas convocatorias obtuvieron 299 rechazos), finalmente consiguió retratar a más de cien estrellas, incluyendo a Anthony Hopkins, Gwyneth Paltrow, Brad Pitt y George Clooney. El resultado de tremendo trabajo es el libro Degrees (Grados), que será presentado en las próximas semanas a través de una muestra en una importante galería londinense y para el cual el mismísimo Kevin Bacon escribió estas líneas.

lunes, septiembre 12, 2005

iPod Nano


iPod Nano
Originally uploaded by Alvaro Mendez.

Cada vez que veo una foto de este hermoso gadget quedo enamorado. La elegancia me impresiona y sus características me sorprender, bueno mejor me callo porque falta mucho para que pueda tener uno. De todas maneras si alguien en Navidad desea quedar bien conmigo ya sabe que regalarme. Pueden encontrarlo en http://www.apple.com/ipodnano/

viernes, septiembre 09, 2005

Blogger for Word

Como habrán podido notar, últimamente he estado escribiendo mis propios post’s y no poniendo artículos que encuentro por ahí.  La razón de todo esto es que estoy usando Blogger for Word, una excelente herramienta que me permite escribir mis post’s directamente en el Word u publicarlos desde ahí con un par de clicks.  Esto me gusta mucho ya que me libera de estar conectándome a Internet cada vez que quiero escribir algo.  Ahora puedo escribir los post’s, guardarlos y publicarlos cuando tenga tiempo sin necesidad de estar abriendo el IE.  Excelente herramienta para todos aquellos que quieran escribir en sus blog’s de una manera cómoda.

jueves, septiembre 08, 2005

Elecciones Generales 2005

Un tema que creo no haber tocado nunca en este blog ha sido la política, y no porque no me parezca interesante, sino porque no era el perfil que quería darle al blog.  Pero los últimos sucesos que están ocurriendo en Bolivia me obligan a emitir algunas opiniones.

Ha sido impresionante la cantidad de políticos que se han pasado de un partido a otro, cometiendo lo que todos conocemos como transfugio.  Aunque esto ha sido normal en casi todos nuestros procesos electorales, lo que pasó el día Lunes no tiene rango de comparación.

Sinceramente sentí vergüenza al ver la gran cantidad de candidatos a los que no les tembló la mano a la hora de pasarse al otro bando.  De todos los casos el que más desprecio me ha generado es el de Ernesto Justiniano del MIR.  Este “tipo”, porque no merece ser calificado con otros términos, con una actitud hipócrita y traicionera, se inscribió como cantidad uninominal con UN después de haber dicho que iba como cantidad con el MIR.  A “Ernestito” se lo pudo ver claramente en la proclamación de Hormando Vaca Díez como candidato a la presidencia en días pasados, y cuando vio que las papas quemaban no dudo en pasarse a las filas de Tuto Quiroga.  Este fue un acto totalmente asqueroso y digno de gente que no vale nada.  Ernesto Justiniano se olvidó de todo el apoyo que recibió de Hormando Vaca Díez cuando entro a la política siendo “nadie”.  Así es la política, cuando menos lo esperas alguien te clava un puñal por la espalda.

miércoles, septiembre 07, 2005

Apple Rock's

Novedades Apple

Apple, una de mis compañías favoritas, ha sacado al mercado hoy día 3 nuevos productos.

1. El Ipod Nano, realmente unos de los mejores dieseños que ha sacado Apple en los últimos tiempos.  Este reproductor es el más delgado de todo y viene en tamaños desde 2 GB hasta 4 GB, el el IpodNano tiene un diseño increíblemente elegante, pantalla a colores que permiten ver fotografías, y una batería de 14 horas de duración.  Su precio?, desde 199 $us.  Si tuviera que elegir un Ipod, seguramente sería el IpodNano de 4GB, se lo pueden estar anotando para mi navidad o mi cumpleaños.

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2. El Motorota ROKR E1, que en realidad es un producto en conjunto entre Motorota y Apple, este celular viene diseñado especialmente para funcionar con Itunes y aunque no colmó las expectativas de los aficionados a los Ipod’s, se puede decir que es un bonito modelo aunque con un precio un poco caro ( 249 $us en planes postpago).  Siento que mi Motorola MPX200 todavía le sigue dando pelea a muchos reproductores híbridos con celulares.

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3. La nueva versión de Itunes 5.0, dicen que es muy buena pero todavía no la he probado.



Como siempre, Apple generó un mar de rumores acerca del lanzamiento de sus productos (el del celular empezó hace 1 año), pero eso nos demuestra que esta compañía siempre está un paso delante de sus competidores, ojo Microsoft, preparate porque el ROKR E1 es segura competencia para los otros dispositivos basados en plataformas Windows.

domingo, agosto 21, 2005

¿Y ahora...

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Claudio Sánchez –ingeniero industrial de la Universidad de Buenos Aires y profesor de física e informática de la Universidad de Flores–

Por Pablo Wainschenker

Dueños de visión infrarroja, brazos nucleares, fuerza titánica y encantos de otro planeta, héroes y heroínas protegen al mundo frente a las amenazas de los villanos y llenan las salas cinematográficas durante las vacaciones. Los superhéroes están en todas partes y parecen ser invencibles, o casi. Al fin y al cabo, estas figuras con rasgos humanos y atributos hiperbolizados son los depositarios de los deseos de una sociedad, elementos nacionales de propaganda, alegría de los niños y pasatiempo (secreto, a veces) de las personas mayores. Pero, ¿qué hay detrás de los megapoderes de Superman, el Hombre Invisible o Flash? ¿Podría la Liga de la Justicia resistir el ataque del rigor científico?

Organizado por el Planetario Galileo Galilei, el pasado martes 16 de agosto se realizó el sexto Café científico del año en La Casona del Teatro (Av. Corrientes 1979). El título de la reunión fue “La Ciencia de los Superhéroes”. Claudio Sánchez –ingeniero industrial de la Universidad de Buenos Aires y profesor de física e informática de la Universidad de Flores– y Leonardo Moledo –editor de Futuro– repasaron las bases y los baches detrás de los más variados personajes, desde Pi Pío hasta Los Increíbles. El próximo Café tendrá lugar en el mismo sitio el martes 20 de septiembre con el tema “Teoría del todo: camino a la unificación final”. La entrada es libre y gratuita.

La osteoporosis de Superman

Claudio Sánchez: Usaremos el comportamiento de los superhéroes como excusa para conocer qué principios físicos hay detrás de un superpoder. Tomemos, por ejemplo, la fuerza sobrenatural de Superman, del Hombre Nuclear o del Increíble Hulk. Uno puede concebir que un organismo sea más fuerte de lo normal, como un elefante es más fuerte que una persona, pero hay sutilezas que invitan a reflexionar hasta qué punto es esto posible. Cuando el Hombre Nuclear levanta un auto, lo puede hacer porque tiene un brazo biónico. Si un gato neumático –que es algo que uno puede sostener en la mano– es capaz de levantar un auto, no debería ser demasiado raro que un brazo ortopédico con un mecanismo similar implantado en el cuerpo sea capaz de esa proeza. El problema es que, tal como se muestra en la serie, el brazo está agarrado a un cuerpo normal. ¿Cómo es que al Hombre Nuclear no se le desengancha el brazo? Podemos imaginar que esto es posible si el hombre nuclear tiene un tronco biónico, o sea, tiene alguna especie de jaula que una sus súper miembros.

En cambio, ¿qué pasa cuando Superman se para en medio de la vía y frena una locomotora con la mano? Por más fuerza que tenga, cuando el tren lo golpee lo va a revolear por el aire. Superman debería poseer, además de fuerza para aguantar el golpe, una masa muy grande. ¿Es Superman más pesado que lo normal? Tenemos que suponer que no, porque si no, la silla que ocupa en el diario El Planeta se rompería cuando él se sienta. Una explicación para la superfuerza de Superman es que el planeta de donde proviene, Krypton, tenía una gravedad mucho mayor que la terrestre. Si suponemos, como se menciona en algún lugar en la historia, que Krypton tenía el tamaño de Júpiter, la gravedad de un planeta así sería aproximadamente 10 veces superior a la de la Tierra. Entonces Superman, acostumbrado a la gravedad de Krypton, podría levantar objetos en la Tierra porque los sentiría diez veces más livianos; le pasaría lo mismo que a los astronautas en la Luna, que pegaban saltos sin esfuerzo porque la gravedad lunar es mucho menor a la terrestre. La respuesta es ingeniosa, pero sin embargo no alcanza. Si uno analiza las historietas encuentra que Superman es más de diez veces más fuerte porque si no, un auto le parecería que pesa cien kilos, demasiado peso. Además hay otro problema: Superman se crió en la Tierra y por lo tanto tiene su cuerpo adaptado a la gravedad terrestre.

El Chapulin Congelado

C. S. (continúa): ¿Qué pasa cuando un superhéroe cambia de tamaño? Recordemos al Chapulín Colorado que se tomaba su pastilla de chiquitolina y se reducía 15 veces respecto del tamaño normal. Ese tema, que es un clásico no solamente de los superhéroes sino también de las películas y la literatura –pensemos en Viaje fantástico o Alicia en el País de las Maravillas–, plantea inconvenientes muy sutiles y muy interesantes. Trataremos de ilustrar esos problemas de la siguiente manera: tomemos por ejemplo un cubo de dos centímetros de lado. Si construimos un segundo cubo de cuatro centímetros de lado podríamos decir que es el doble con respecto al primer cubo. Sin embargo, para formarlo se necesitan ocho cubos de 2 cm de lado, o sea que aunque el segundo cubo mide el doble en cuanto a longitud, en cuanto a volumen y peso es ocho veces más grande. Más aún, si uno observa la superficie lateral del cubo mayor, se verá que hay cuatro de los cubos pequeños, lo que indica que si estamos hablando de superficie, el segundo cubo es cuatro veces más grande que el primero. La “ley cuadrado cúbica” indica que cuando multiplico la altura o la longitud por un factor n, la superficie se multiplica por n al cuadrado y el volumen se multiplica por n al cubo. Uno podría decir que mientras todo sea parejo no debería tener problemas, pero los tiene porque algunas propiedades dependen de la superficie y otras del volumen. Supongamos que construimos una habitación cúbica que adentro tiene una estufa que la mantiene a temperatura adecuada. ¿Qué quiere decir temperatura adecuada? Que el calor que genera la estufa compensa al que se escapa por las paredes. Si construyéramos una segunda habitación cúbica con un volumen ocho veces mayor y con una estufa ocho veces más poderosa podríamos pensar que todo está bien, ya que en la nueva habitación hay ocho veces más aire para calefaccionar que en la primera y su estufa es ocho veces más poderosa. Sin embargo, la habitación mayor se calentará más porque pierde menos calor. Esto lo aplicamos de manera práctica cuando cortamos un churrasco en pedacitos para que se enfríe más rápido. Lo que hacemos es aumentar la superficie a través de la cual se pierde calor. Al achicarse, es al revés. Entonces, cuando el Chapulín se achica, se enfría. Como contrapartida, el Chapulín miniaturizado sería muy ágil y le sobraría fuerza para moverse a sí mismo.

El piano de Gulliver

C. S. (continúa): La ley cuadrado cúbica introduce un montón de problemas cuando un organismo se achica. Con respecto a lo que ocurre en la película Viaje fantástico, les recomiendo que busquen un artículo de Isaac Asimov que está en una recopilación que se llama El electrón es zurdo y otros ensayos científicos. La película tuvo un guionista independiente y Asimov recibió el guión para hacer con eso una novela. El, que era muy obsesivo con la cuestión de respetar las leyes físicas, chocó con una cantidad de dificultades. La reducción microscópica planteada en la película presentaba problemas irresolubles y Asimov los resolvió lo mejor que pudo. Por ejemplo: cuando el organismo se reduce, ¿cómo se achica? Si nos achicamos diez veces, ¿sacamos nueve células de cada diez o reducimos a la décima parte cada célula? Si sacamos nueve células de cada diez, tenemos el problema de que la complejidad del organismo no se respeta, ya que el cerebro no puede seguir funcionando si le quitamos células. Entonces, tenemos que pensar que las células se reducen, pero las células están formadas por átomos y se vuelve a plantear el problema: ¿sacamos nueve átomos de cada diez o reducimos los átomos? Asimov elige esta última opción porque la anterior nos deja con unos cuantos problemas, por ejemplo que si al ADN le sacamos nueve átomos de cada diez, ya no funciona. Ahora bien, una vez que tenemos el organismo reducido con átomos diez veces más chicos que lo normal, ¿cómo respira? Porque para funcionar el organismo necesita átomos de aire que también estén reducidos. Esta cuestión se menciona en la película cuando se aclara que el submarino en el que van los protagonistas tiene un miniaturizador que reduce el aire antes de que los ocupantes lo inhalen. Otra cuestión es el sonido: en un momento de la película se cae una tijera y los protagonistas escuchan el ruido. En realidad, al estar miniaturizados, sus oídos no están adaptados para percibir un sonido de esa longitud de onda. Lo mismo le ocurre a Gulliver en el país de los gigantes, cuando él se entretiene tocando un piano. Si el instrumento es como un piano normal multiplicado por doce, el sonido que emite ese piano es demasiado grave.

Otro caso de superhéroe incompatible con la realidad es Flash. ¿Cómo hace Flash, que en una fracción de segundo va a la velocidad del sonido y en la siguiente se para en seco? Suponemos que él, por más superhéroe que sea, no está libre del principio de inercia, por lo que cuando Flash se detiene, su cerebro sigue moviéndose a la velocidad del sonido y debería estrellarse contra el interior del cráneo.

Invisible y ciego

C. S. (continúa): Como último caso podemos citar a los hombres invisibles, como los que aparecen en la novela de H. G. Wells, en Los cuatro fantásticos y en Los increíbles. Habitualmente se menciona como problema físico involucrado en la invisibilidad, que un ser invisible necesariamente tiene que ser ciego. ¿Por qué uno se lleva por delante una puerta de vidrio? Porque la luz la atraviesa libremente y uno cree que no hay nada, mientras que si la puerta tiene una calcomanía pegada, ese calco intercepta la luz que viene del otro lado y uno puede ver la puerta. Si el hombre fuera perfectamente invisible, es decir que la luz lo atraviesa sin problemas, significa que la luz traspasa también sus ojos y para que uno pueda ver es necesario captar un poco de luz y que el ojo y el cerebro procesen esta información. Lo curioso es que en la novela original de H. G. Wells este problema está planteado. Cuando el protagonista describe el resultado de su experimento, dice que lo primero que hizo fue ir al espejo y dijo: “No vi nada, excepto una pequeña mancha donde debían estar mis ojos”. O sea que el hombre invisible no era completamente invisible: sus ojos eran visibles y esto sugiere que el autor sabía que eso era condición necesaria para que el protagonista no fuera, también, ciego.

Leonardo Moledo: ¿Y qué pasa con la visión de rayos X de Superman?

C. S.: Eso se parece al modelo aristotélico que decía que la luz salía de los ojos e iba hacia los cuerpos, porque uno veía que a Superman le salía algo de los ojos y gracias a eso podía ver a través de paredes y vestidos. En realidad, uno ve al revés, porque algo proviene de los objetos que vemos. Podemos suponer que de alguna zona cercana al ojo –y no del ojo mismo– de este superhéroe salía un rayo X que se reflejaba en el objeto y volvía o algo así.

El cinturón de fantasmas

L. M.: Yo una vez leí una historia muy linda de alguien que se puso a analizar las propiedades físicas de los fantasmas, que no son superhéroes pero casi. Se basaba en dos cosas: que en general estaban confinados en los castillos y que eran capaces de atravesar las paredes. El autor calculaba la longitud de onda cuántica de los fantasmas. Un electrón puede atravesar una pared si su longitud de onda cuántica es suficiente, entonces a partir de la longitud de onda cuántica calculaba la masa de los fantasmas, y la masa era pequeñísima. Así se llegaba a la conclusión de que los fantasmas no eran estables y que el mismo viento solar los arrojaba hasta el “Cinturón de Kuiper”, donde se formaba una especie de Cinturón de Fantasmas alrededor del Sistema Solar.

C. S.: Siguiendo con los fantasmas, a mí me llama la atención que el protagonista de la película Ghost atraviesa las paredes, pero no atraviesa los pisos, sino que usa escaleras para subir y se apoya en los pisos para caminar.

Sobre la capacidad de volar de Superman también sabemos muy poco. Evidentemente no vuela por una cuestión aerodinámica, primero porque puede volar por el espacio, segundo porque él no es aerodinámico ni se impulsa de ninguna manera. Tal vez habría que pensar que Superman tiene la capacidad de actuar sobre los campos gravitatorios, explicación que sería también coherente con el hecho de tener una gran masa que le permita frenar una locomotora con la mano y sentarse en una silla sin romperla. ¿No te convence?

L. M.: No porque nada puede actuar sobre los campos gravitatorios; son como la última ratio del universo.

C. S.: Hay una frase que le atribuye a Asimov aunque él rotundamente la negó: ante la pregunta de cómo es que Superman puede volar a la velocidad de la luz si eso viola la Teoría de la Relatividad, afirma que la Teoría de la Relatividad es sólo una teoría, mientras que el vuelo de Superman es un hecho.

L. M.: Con respecto al aumento de la velocidad: al acercarse a la velocidad de la luz empiezan a notarse los efectos relativistas. Es decir que el reloj de Superman debería tener una discordancia muy grande con el nuestro. ¿Ahí qué pasa?

C. S.: Superman podría hacer un viaje a supervelocidad que durara un rato para él y diez años para los demás. Ya que hablamos de la gravedad, tanto H. G. Wells como Julio Verne inventan una sustancia que controla los campos gravitatorios. En el caso de Wells, en Primeros hombres en la luna, el protagonista inventa una sustancia que es como una pantalla contra la gravedad. Verne tiene un cuento que se llama “Un descubrimiento prodigioso” en el que el protagonista inventa una sustancia que puede repeler la gravedad y con eso hace un barco volador en tiempos anteriores a la aviación. Lewis Carroll también menciona una sustancia opaca a la gravedad al estilo de la de Wells; la sustancia es llamada “el imponderable” y se utiliza para envolver encomiendas. Como los envíos se cobran por peso y las encomiendas envueltas con el imponderable no sólo no pesan sino que flotan, el correo le paga a quien las envía porque reducen la carga útil del resto de las encomiendas.

L. M.: Ahora que lo pienso, sí se puede actuar sobre los campos gravitatorios y de hecho hay una forma sencilla de experimentar uno la sensación de ingravidez, que tiene sus riesgos, pero uno la puede hacer: tomar un ascensor en un piso suficientemente alto y cortar los cables.

La rubia inteligente

Con apenas 21 años, Scarlett Johansson ya es una promesa de diva: comienzos laboriosos, leyendas negras, pequeñas joyas, películas con grandes directores, proyectos que se cuentan entre lo mejor por venir y una manera de actuar que hace de la normalidad una virtud que agradecer. El tiempo dirá, pero, hasta el momento, esto es lo que hay para decir.

Por Rodrigo Fresán
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Los insoportables mohínes de Marilyn Monroe y una tan pegadiza como pegadora canción de Sumo son dos de las principales y más contundentes evidencias que suelen presentarse ante el jurado cuando se trata de probar fehacientemente y condenar a perpetuidad aquello de la taradez de las rubias. Son, también, material un tanto manipulable porque el mundo en general –y Hollywood en particular– está lleno de rubias inteligentes como Marlene Dietrich (patentadora, junto a Greta Garbo, de la ambigüedad sexual como fantasía más o menos inconfesable), Glenn Close (polimorfa y perversa y multiuso funcionando muy bien tanto como cortesana maléfica, posesiva patológica y criminal o abnegada y feminista madre de escritor confundido), Gwyneth Paltrow (actriz mediocre pero muy astuta a la hora de elegir proyectos), Meryl Streep (o la actuación como ciencia exacta), Cameron Diaz (o la bobada muy sonriente como receta para hacerse millonaria), Sharon Stone (quien, no conforme con ser poseedora de un coeficiente intelectual de vértigo, también supo ver cuál era el mejor momento para cruzar y descruzar las piernas después de demasiados años de andar dando vueltas por el cine B). A todas ellas y a muchas más se suma ahora la neoyorquina de casi veintiún años –padre dinamarqués, madre nacida en el Bronx de ascendencia polaca, hermano mellizo tres minutos más joven que ella– Scarlett Johansson.

UNO Y la cuestión con las actrices aparentemente venidas para quedarse no es cuál fue su primera película sino cuándo fue la primera vez que la reconocimos. No hay dificultad alguna a la hora de ubicar el “descubrimiento” Scarlett Johansson: fue en ese dramón zoofílico, El hombre que susurraba a los caballos, que Robert Redford dirigió en 1998 y que le valió a la gran chica un premio Hollywood Report a la Young Star del año por su interpretación de la traumatizada Grace MacLean. Allí, en los títulos, se nos ofrecía un And introducing Scarlett Johansson. Pero no era verdad. Antes de eso había aparecido en siete películas y/o productos como Mi pobre angelito 3; pero a quién le importa eso. Después, productos varios con arañas gigantes o ponerles la voz a dibujos animados; y un papel cortito pero intenso en El hombre que nunca estuvo de los hermanos Coen; un par de actuaciones consagratorias en Ghost World y La joven de la perla y, por encima de todo, su delicada pero fuerte Charlotte en Perdidos en Tokio junto a Bill Murray conformando uno de los grandes tándem románticos de la historia del cine. Dijo Scarlett Johansson: “Esa película cambió toda mi vida. Y que Sofía Coppola pensara en mí fue una cuestión de suerte... Mientras la rodamos todos pensábamos en que nadie iría a verla. Pero Sofía creó y creyó en un proyecto y lo levantó sola. Su perseverancia ha sido un gran ejemplo para mí. Y yo he sido desde siempre una admiradora incondicional de Bill Murray. Puedo contar con los dedos de una mano las veces que me he sentido inhibida frente a alguien famoso. Conocer a Bill Murray fue una de esas ocasiones”.

El presente es la elegante comedia de Paul Weitz En buena compañía y ese eficaz entretenimiento clónico que es La isla. El futuro parece pertenecerle –la desabrida Kirsten Dunst, la un tanto manoseada Brittany Murphy o la macrocefálica Reese Whiterspoon no son competencia por más que sean rubias– y ya se vienen las dos próximas películas de Woody Allen, la adaptación de La dalia negra de James Ellroy a cargo de Brian De Palma (donde conoció a su actual novio Josh Harnett), la traducción al cine del clásico teatral Panorama desde el puente de Arthur Miller y, rumor cada vez más sólido, el rol de ayudante de arqueólogo aventurero en la inminente y spielberguiana cuarta entrega de Indiana Jones.

Y, claro, pocas cosas germinan mejor y crecen más rápido en Hollywood que las leyendas urbanas de las estrellas en la tierra. Y el metro sesenta y tres de Scarlett Johansson ya se las ha arreglado para contener varios mitos sabrosos que van desde un encuentro sexual con Benicio del Toro en un ascensor de hotel hasta el haber participado de un casting ultrasecreto para ver si se convertía en la futura “mujer de mi vida” de Tom Cruise (de ahí, dicen, su decepción y abandono del rodaje de Misión Imposible 3 para irse a filmar “otra con Woody” cansada de los intentos de Tom por convertirla a la Cientología).

Chismes menos sabrosos se refieren a su compulsión enfermiza por el orden (quienes han estado cerca de ella aseguran que no puede parar de apilar cosas según tamaños y colores), a que no fue aceptada por la Tisch School of Arts, a que le interesan los hombres maduros (en más de una ocasión señaló a David “Baywatch” Hasselhoff como su amor imposible de la adolescencia), al poco aguante físico que tuvo durante las escenas más exigentes de La isla (casi pierde un ojo en una de las vertiginosas persecuciones en esa especie de motocicleta voladora), a que su partenaire Ewan McGregor “es el peor besador con el que me he cruzado frente a una cámara”, y a que es la nueva encarnación de la “actriz con cerebro” combinando en su rostro el aristocrático glamour de la edad dorada del celuloide con la inmaculada frescura de la recién llegada a una fiesta inolvidable.

DOS Y la verdad sea dicha: Scarlett Johansson es una belleza rara, una rubia diferente, un cuerpo que no es el de una sex-symbol (y al que, por algo, se encuadra poco en sus películas) y una joven de atractivos que no son ni fueron los de la típica lolita. Comparar a la primera Scarlett Johansson con la primera Natalie Portman y se entenderá mejor. Ni siquiera esa boca –que por momentos recuerda a los labios de planta carnívora de Angelina Jolie– parece dispuesta a devorarlo todo. Si hay algo que resulta fascinante en Scarlett Johansson es su verosímil normalidad. Más que una actriz adentro de un personaje parece una persona afuera de una actriz. Alguien que –en más de una escena– parece muy lejos de allí, más cerca de la butaca que de la pantalla. El gran riesgo, claro, está en que la novedad se agote, la rareza se vuelva cliché, el original se clone una y otra vez a sí mismo, y que la rubia se nos antoje cada vez más teñida y previsible y desesperada y caída del caballo.

Como Madonna.