viernes, julio 27, 2007

Y ….. ¿CUANTO TIEMPO NOS QUEDA?

Julio Cesar Gil Quiroga
(me llego por mail)

Algún tiempo atrás, en otro articulo decía: “Usted esta asesinando nuestro país…Sr. Presidente”, hoy creo que ya lo mato, lo que pasa es que aun el muerto no esta oliendo mal y la mayor parte de los ciudadanos de este país no se han dado cuenta que Bolivia como la entidad que conocíamos ya no existe. Sus resentimientos sociales y raciales, lo han llevado no ha construir, sino, a destruir lo poco que teníamos y la Bolivia que pueda ofrecer una esperanza a sus hijos, se ha convertido en la Bolivia sin futuro y mañana talvez sin estado ni territorio. Usted nos vive mintiendo, sin embargo lo peor de todo es que no se da cuenta, al principio pensé que por cinismo, hoy se que es por ignorancia, que ha diseñado un estado que va ha dejar de ser estado, sin pies ni cabeza. Por odios y resentimientos ha decidido destruir lo único que funciona en términos económicos que es la economía del oriente del país y sustituirla por un sistema que usted no conoce, ya que la subsistencia de cualquier régimen, sea este socialista, capitalista, mixto, etc., esta basado en la productividad y eso es lo que usted precisamente se propone destruir. Basa el futuro en los recursos no renovables y son estos los que menos futuro nos pueden ofertar y esto en razón que al margen de ser limitados, como nadie produce todos procuraran vivir de ellos, la torta a repartir será miserable y la vergonzante limosna venezolana esté seguro que se va acabar. Usted dice querer la unidad del país y lo que nos oferta por medio de sus levanta manos de la mal llamada Asamblea Constituyente, es crear un nuevo país, cuyo contrato social no tenga nada que ver con el existente, ósea, hablando claro, a usted no le gusta ni interesa la Bolivia actual, quiere vivir en una Bolivia, que con seguridad usted tampoco sabe como será, pero en la cual usted se libere de los que considera sus enemigos, los mestizos y blancos bolivianos. El estado plurinacional que algún antropólogo o sociólogo le dijo que proponga no es mas que un engendro sin posibilidades ni perspectivas de desarrollo, que lo único que conseguirá será exacerbar los sentimiento regionales y desgraciadamente raciales, seremos un experimento social, los conejillos de indias sobre los cuales se podrá revisar el comportamiento humano en las sociedades arcaicas. La justicia comunitaria es la forma mas rudimentaria de impartir justicia, corresponde a las sociedades primitivas, pero a usted eso no le preocupa, porque usted es primitivo, y lógicamente no entiende de estas cosas, menos sus ministras. Como vera esta cosa que usted llama nueva constitución y que por la fuerza nos trata de imponer no tiene sentido, como su gobierno que gobierna con los incapaces y los narcotraficantes y no nos diga que la coca del Chapare que usted resguarda y defiende es para el acullico, porque eso, todos sabemos que no es cierto. La racionalidad no es precisamente su fuerte, ya que si fuese así, se daría cuenta que ya asesinó el país, que no es a nosotros los mestizos o blancos a los que les quito su patria, porque nosotros no lo dude, nos levantaremos y forjaremos un país con posibilidades, así sea en una parte de nuestro territorio; los que tendrán territorio, pero no patria, ni futuro, serán aquellos a los que usted llama su gente, que vivirán pensando como lo hacen hoy día, en como poder asimilarse y vivir como vivimos los Karas del Oriente. Usted ya ha matado el sentimiento nacional Presidente.


jueves, julio 19, 2007

Los dos caminos de Chávez

El día de ayer, Carlos Valverde, en su programa de radio, reflexionó acerca del futuro de Hugo Chávez y Venezuela, y planteó que al primero le quedaban dos caminos: el primero, sería declararse dictador de una vez por todas, para así poder terminar de implementar todos los cambios que quiere hacer y perpetuarse en el poder. Si lo hace, perdería inmediatamente el apoyo internacional que tiene (más que apoyo yo diría que es un “no queda más remedio que”), levantaría aún más a la sociedad civil, y terminaría renunciando ante la fuerte presión que sufriría.

El segundo camino sería quedarse bajo la figura institucional que tiene actualmente (es decir “elegido democráticamente”) y seguir impulsando sus reformas, pero, piensa Valverde, las mismas ya tocaron techo, sobre todo por el caso de RCTV, y más temprano que tarde, Chávez terminará saliendo del poder.

La primer hipótesis de Valverde la veo muy viable, si Chávez llegara a hacerlo, y creo que sería una buena muestra de que la democracia de la región está por sobre todo. La segunda hipótesis no la creo mucho, es decir, no creo que Chávez esté débil, ni que su fuerza haya tocado techo. Lastimosamente para Venezuela, y para toda la región, el fantoche de Chávez seguirá gobernando por un buen ratp, ojalá los tiempos cambien.


martes, julio 17, 2007

Obama y el sueño americano

de Mario Vargas Llosa en El País

El año pasado dicté un curso semestral en la Universidad de Georgetown, en Washington DC. La gran mayoría de mis estudiantes tenía un absoluto desinterés por la política, con excepción de tres de ellos -dos mujeres y un varón, los tres blancos- que iban a clases con insignias del senador Barak Obama, quien en ese entonces todavía no había anunciado que se presentaría a la pre selección por el Partido Demócrata de su candidato a la Presidencia. Los tres jóvenes se habían ofrecido ya como voluntarios si se confirmaba su candidatura y me los imagino ahora trabajando afanosamente entre los 9.500 voluntarios que, según leo en Time Magazine de esta semana, han realizado la proeza de conseguir para su candidato, a través del teléfono, las cartas y sobre todo el internet, donaciones de 32 millones y medio de dólares en el segundo trimestre de este año, es decir unos l0 millones de dólares más que las obtenidas por Hillary Clinton. Pero acaso esta ventaja no lo diga todo. Lo importante es que la suma alcanzada por Obama procede de pequeñas cantidades enviadas por unas 258 mil personas, la mayoría de medianos y pequeños ingresos, en tanto que la de la senadora neoyorquina se origina en donantes menos numerosos y de más altos ingresos. Según las encuestas, hoy Hillary Clinton ganaría la nominación demócrata a Barak Obama por 37% a 23%, pero todavía queda mucho pan por rebanar. El factor decisivo puede ser el voto negativo, que es despiadado contra la senadora -la mitad de los electores votarían por cualquiera para impedir que ella ganara- en tanto que la hostilidad del electorado contra el senador es muy reducida y se concentra sobre todo en minorías racistas, en tanto que su radio de simpatía o no antipatía (no es lo mismo) abarca por igual amplios sectores de blancos, negros e hispanos. Todas las encuestas señalan, por ejemplo, que del 12% de votantes que respaldan a John Edwards la gran mayoría apoyaría a Obama si su candidato abandona la partida. Yo, personalmente, creo que sería muy bueno para el Partido Demócrata tener al senador como su candidato y todavía mejor para los Estados Unidos si éste ganara los comicios presidenciales. La razón mayor que se esgrime en contra de su elección es su falta de experiencia ejecutiva en cuestiones de gobierno. La tenía todavía menos que él John Kennedy cuando fue elegido y en su breve gestión resultó un magnífico estadista que inyectó a la sociedad estadounidense un formidable dinamismo y un contagioso idealismo a toda la generación joven. Y eso es lo que necesita a gritos Estados Unidos después de este período de mediocridad, confrontación y desgarramiento: un líder nuevo, no contaminado con la politiquería menuda, que, trascendiendo la mera coyuntura, hable con un lenguaje genuino y persuasivo de los grandes problemas y sea capaz de transmitir un mensaje de esperanza, de confianza en el sistema y en el futuro, de solidaridad con los que sobrellevan la peor parte de la sociedad de la abundancia, y que toque por igual a los norteamericanos de todas las razas, culturas y estratos económicos. Creo que ningún otro candidato, ni demócrata ni republicano, es capaz de semejante empresa, con la sola excepción de Barak Obama. Las credenciales de éste y de su esposa Michelle no pueden ser mejores. Hijo de un inmigrante negro africano y de una mujer blanca de Kansas, Obama se educó en Hawai y pasó una temporada larga en Indonesia, donde vivió la experiencia de un país subdesarrollado y musulmán. Gracias a sus méritos consiguió llegar a la universidad más prestigiosa del mundo, Harvard, donde fue un alumno estrella de la Law School cuya revista dirigió (por elección de toda la escuela, donde tanto los estudiantes blancos como los de color lo apoyaron). Michelle, por su parte, nacida en una familia modesta de Illinois, consiguió también gracias a sus sobresalientes estudios ser aceptada en Princeton y en Harvard, donde se graduó con honores. Ambos se conocieron haciendo trabajo social en las comunidades marginales de Chicago, de modo que, antes de que Barack Obama iniciara su carrera propiamente política, postulando a una representación local, ya llevaban ambos varios años de trabajo comunitario, inmersos en los sectores más violentos, pobres y desesperanzados de la sociedad estadounidense. Desde que descubrí el entusiasmo de mis tres estudiantes de Georgetown por Obama, del que hasta entonces no sabía nada, he procurado seguirlo, escucharlo y leerlo. No es un político al uso, sino una personalidad singular, excepcionalmente franca y persuasiva, que evita los estereotipos y las banalidades y no vacila en ir contra la corriente en defensa de sus convicciones. Su discurso frente a la comunidad negra, sobre todo, es tan riesgoso como principista: nada de victimismos ni lloriqueos, con todas sus limitaciones el sistema es suficientemente flexible y abierto como para vencer el infortunio, progresar y alcanzar unos niveles de vida decentes. Los negros no deben perder el tiempo lamentándose por los horrores del pasado, sino remangarse las camisas y ponerse manos a la obra para erradicar los males del presente, al igual que los hispanos, los demás inmigrantes y las decenas de decenas de americanos blancos que padecen escasez, abusos o viven por debajo de sus anhelos. El "sueño americano" no es un eslogan, sino una realidad que puede sufrir recesos momentáneos, como el actual, pero puede volver a funcionar como un marco de justicia y libertad para todos si los ciudadanos invierten en ello mucho trabajo e ilusión y los gobernantes dictan leyes justas y saben hacerlas respetar. Los términos claves de su discurso son reconciliación, solidaridad, abrir más y más oportunidades para todos y emprender una lucha implacable contra la corrupción, los favoritismos, el privilegio y el abuso. El senador Obama estuvo desde un principio contra la intervención armada en Irak, algo que es una credencial ante los votantes de izquierda, pero, sin embargo, sobre este delicado asunto se muestra ahora sumamente pragmático y prudente, pues, en vez de exigir un retiro inmediato e incondicional de las fuerzas militares estadounidenses, propone una salida gradual y correlativa a la cesión de responsabilidades a las autoridades y fuerzas militares iraquíes, a fin de evitar el caos y, sobre todo, el aniquilamiento por los fanáticos de distintos pelajes de ese amplio sector de la sociedad iraquí que apostó por la democratización y se ha visto destrozado a mansalva por los extremistas suníes, chiíes y las distintas sectas y grupúsculos terroristas. La buena salud del sistema político norteamericano consiste en haber hecho realidad aquello que Karl Popper sostenía era el ideal de una democracia: una institucionalidad que impidiera a los gobiernos hacer mucho daño. Estados Unidos ha tenido algunos malos presidentes, cuyos desafueros dejaron dramáticas secuelas en los ámbitos económicos, sociales y morales. Pero estas consecuencias hubieran podido ser infinitamente peores si el sistema de contrapesos, balances y, sobre todo, la descentralización del poder, de sus instituciones, no hubiera servido de freno y corrección de aquellos errores. Por eso, pese a todo lo malo que se le pueda achacar -y vaya si hay un país sobre la tierra que es sometido a un escrutinio sesgado y feroz por la miríada de enemigos con que cuenta- cada vez ha conseguido rehacerse a sí mismo desde sus raíces. Por eso sigue siendo tan próspero, libre y poderoso. Aunque no gane la nominación demócrata y por lo tanto quede fuera de la carrera presidencial, Barack Obama ha conseguido ya un logro impresionante: volatilizar aquel prejuicio según el cual pasarían muchas generaciones antes de que un negro pudiera ser elegido presidente de los Estados Unidos. El interesante informe que presenta esta semana la revista Newsweek al respecto es concluyente. Una encuesta nacional llevada a cabo por la Newsweek Poll, da estos sorprendentes resultados: un 92% de las personas consultadas declaran que ellas sí votarían por un negro para la Presidencia y un 59% creen que el conjunto de la sociedad sí está preparada para aceptar un mandatario de color. El mensaje interracial que ha sostenido el senador Obama desde el inicio de su campaña no puede haber dado mejores frutos: pese a haber un candidato de color, la raza no va a ser un factor decisivo a la hora de votar para los ciudadanos norteamericanos en esta elección. A diferencia de lo que ocurre en otras partes, como América Latina, donde en cada consulta electoral es el sistema mismo el que se pone a prueba, en Estados Unidos, una sociedad con una capacidad autocrítica pugnaz e ilimitada, la confianza en el sistema está sin embargo profundamente arraigada en la inmensa mayoría de la colectividad y quienes lo cuestionan y quisieran erradicarlo han sido siempre minorías insignificantes, sin la menor gravitación electoral, de existencia efímera. Por eso, aunque ha padecido crisis profundas, como el crack del 29 o la era de McCarthy y la caza de brujas, Estados Unidos no ha tenido nunca dictadores y su democracia se ha autoregenerado cada vez, con ayuda de líderes sanos, idealistas e incorruptibles. Ya era hora de que una de estas figuras renovadoras de la democracia americana fuera un joven de piel oscura, salido de uno de esos bolsones sociales deprimidos y conflictivos de la sociedad, al que el sistema permitió, pese a sus taras, superar la adversidad, salir adelante y dedicar su vida a luchar para que otros millones de norteamericanos desfavorecidos pudieran seguir su ejemplo.

© Mario Vargas Llosa, 2007. © Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario El País, SL, 2007

Colombia necesita la ayuda de sus amigos

July 17, 2007 4:05 a.m.
Por José María Aznar*
(Publicado en el Wall Street Journal)

El 5 de julio, los colombianos se tomaron las calles en una rebelión en contra del terror. Su enojo se dirigía en contra de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que hace cinco años secuestraron a 12 diputados democráticamente elegidos y que a principios de este mes asesinaron a 11 de ellos. El presidente Álvaro Uribe encabezó las protestas en Bogotá bajo el lema "Libertad sin condiciones, ¡ya!". En un despliegue masivo de deber cívico, millones de personas en todo el país salieron a expresar su oposición al terrorismo. Exigían su derecho a la paz y la libertad. Esas escenas me recordaron lo que vivimos en España hace 10 años, cuando el grupo terrorista ETA secuestró y asesinó a Miguel Ángel Blanco, un joven concejal de un pueblo en el País Vasco. En ambos casos, los asesinos trataron de culpar a los gobiernos democráticos por sus crímenes. Horrorizados por los despiadados crímenes, colombianos y españoles se alzaron en protesta para defender lo que está en juego: la libertad. Colombia enfrenta enormes dificultades y si el país y las democracias liberales de Occidente han de triunfar sobre el terrorismo, debemos unirnos. Esto significa fortalecer tanto la seguridad como el desarrollo económico. Si, por el contrario, Occidente le da la espalda, enviará una señal devastadora no sólo a los colombianos, sino al resto del mundo. Colombia ha sido una democracia por mucho tiempo. No cabe duda que, como cualquier empresa humana, ésta no es perfecta. Pero los colombianos vienen demostrando hace tiempo su deseo de preservar la libertad que provee la democracia y de mejorarla. No ha sido fácil ya que los narcoterroristas han utilizado una brutalidad indescriptible en contra de los civiles en su intento por destruir sus sueños. Antes, grupos como las FARC gozaban de una espuria legitimidad internacional, la que se fundamentaba en la falsa percepción que éstos luchaban por la justicia social. Esos días se acabaron. Como amigo de Colombia y en mi calidad de presidente del gobierno español, fue un honor asegurarme que las FARC fueran incluidas en 2002 en la lista de organizaciones terroristas elaborada por la Unión Europea. Si alguna vez existieron dudas sobre las verdaderas intenciones de las FARC, éstas se disiparon por completo en 2002 cuando el entonces presidente Andrés Pastrana fue forzado a abandonar su esfuerzo de buena fe de establecer un diálogo con la organización terrorista. Al negarse a acudir a la mesa, las FARC mostraron su falta total de escrúpulos y demostraron que su principal motivación es una enorme sed de poder y su deseo de continuar sus actividades criminales. Desde entonces, Uribe ha sido elegido dos veces —en 2002 y nuevamente en 2006—precisamente porque prometió que, bajo las reglas del Estado de derecho y la democracia, emplearía todas las armas disponibles para derrotar el terrorismo. Ese también fue el deseo de los colombianos que salieron a las calles hace unos días. Uribe también enfrenta otro desafío antidemocrático que proviene del presidente venezolano Hugo Chávez y su proyecto hemisférico que él llama "socialismo del siglo 21". La ideología de Chávez desprecia los valores occidentales y donde quiera que haya encontrado eco, la libertad ha comenzado a retroceder.

Es una amenaza para toda la región y no es coincidencia que sus partidarios sean aliados de las FARC, que considera a la democracia colombiana un enemigo que tiene que ser derrotado. Colombia necesita sus amigos, sobre todo considerando que estos enemigos de la libertad son poderosos y están bien equipados. El consumo de cocaína en los países ricos es la mayor fuente de financiamiento de las FARC. Es un hecho que hace que el apoyo a los esfuerzos de Uribe sea una obligación ética de las democracias occidentales, además de servir sus propios intereses.

El Plan Colombia —una iniciativa para combatir el narcotráfico que comenzó durante el gobierno de Bill Clinton con el apoyo de Europa—reconoce esta obligación. Y el presidente George Bush continúa apoyando este plan. Colombia también tiene que esforzarse en reducir la dependencia de los campesinos hacia el cultivo de la coca mediante el fomento del desarrollo económico. Integrar a Colombia en la economía mundial impulsará su crecimiento y servirá para consolidar el capitalismo democrático. Por esto resulta increíblemente cínico que los políticos estadounidenses citen los defectos de la democracia colombiana como una excusa para liquidar el tratado de libre comercio (TLC) entre Estados Unidos y Colombia. Si Estados Unidos rechaza el TLC con Colombia, cometería un grave error estratégico que tendrá consecuencias serias. Como un ex jefe de gobierno estoy perplejo sobre qué sentido podría tener para Washington bloquear el TLC. ¿Tiene sentido emprenderla contra el pueblo colombiano, dañar los intereses de seguridad de Estados Unidos y entregar una victoria a las FARC sólo por castigar a Bush? ¿Qué pasa con las consecuencias, que se acumularán, una vez que Estados Unidos abandone a su mejor amigo en Sudamérica? ¿Busca Estados Unidos empujar a Colombia hacia el sendero del socialismo del siglo 21 liderado por Chávez? Europa y Estados Unidos deben adoptar una estrategia clara de apoyo al capitalismo democrático si los valores occidentales han de prevalecer en América Latina por sobre el terrorismo y el autoritarismo antidemocrático Esto incluye políticas que fortalezcan la seguridad y promuevan la apertura e integración comercial. Cerrarle la puerta a Colombia, ya sea en el frente de la seguridad o del comercio, asestará un golpe al corazón mismo de la causa a favor de la libertad en América Latina. Ha llegado el momento de demostrar que los amigos de la libertad, los amigos de Colombia, son fuertes y también sabios.

*Aznar fue el jefe del gobierno español entre 1996 y 2004

lunes, julio 16, 2007

The Joy of Tech, en español!!!

Jamás lo hubiera imaginado, pero es una realidad, gracias chicos por tener la mejor tira cómica de Internet.

domingo, julio 15, 2007

Studio 60

Despues del final de The West Wing, una de mis series favoritas de todos los tiempos, con la aparición de Studio 60 pense que las cosas iban a volver a la normalidad, pero la realidad es otra, después de 1 temporada, la NBC canceló el show y no quedaremos sin ver una de las series que mas prometían en estos últimos tiempos, Aaron Sorkin, hasta la próxima.
Aquí les dejo una nota de Página 12 sobre la serie.

Estar en el aire

La maldición de Friends parece implacable: a Matt “Joey” LeBlanc ya le levantaron su tontona serie Joey, a Lisa “Phoebe” Kudrow la extraordinaria The Comeback. Matthew “Chandler” Perry intentó con Studio 60 On The Sunset Strip y apenas le duró una temporada. Pero qué temporada: son los mejores 22 capítulos sobre la televisión en muchísimos años, y se estrena el miércoles que viene.

Por Rodrigo Fresán

En el primer episodio de Studio 60 On The Sunset Strip, el director del programa cómico-transgresor de igual nombre “enloquece” en vivo y frente a las cámaras. El tipo no ha soportado que la directiva del canal le informe que no podrá emitir uno de los sketches programados por cuestiones de corrección política y entonces –mirando la lucecita roja y a millones de personas– ruega a los televidentes que cambien de emisora porque el programa de esa noche va a ser una mierda. Y el programa –se lo comprende de inmediato– es una encarnación apenas disimulada del legendario y neoyorquino Saturday Night Live. Y más rápido de lo que se demora en decir Network o evocar a su guionista Paddy Chayefsky (alguien, mientras observa atónito el monólogo autodestructivo y destructivo de Wess Mendell, director de Studio 60 On The Sunset Strip, intensa y efímeramente interpretado por el gran Judd Hirsch, susurra un “Network” y un “Paddy Chayefsky”), los acontecimientos se precipitan. Y corten. Y vamos a comerciales. Y adiós al director. Y qué hacemos ahora. Y a quién llamamos. Y bienvenidos a la mejor serie de televisión jamás escrita sobre la televisión.

Volvemos a studio

Y la idea fue de Aaron Sorkin luego de dejar con honores la Casa Blanca de The West Wing. Otra serie coral, claramente robertaltmaniana, para explorar ese otro mundo político que es el de la TV y cómo se hace y se deshace y asciende a los cielos y precipita en el vacío a quienes la aman y la odian y no dejan de pedir unos minutos de dame más minutos.

Studio 60 On The Sunset Strip es, también, el retorno a la inmensa pantalla pequeña de Matthew “Chandler” Perry, el friend favorito de los seguidores más pensantes de Friends. Y aquí Perry es el fitzgeraldianamente melancólico y sarcástico Matt Arbie: viejo guionista de Studio 60 también despedido en su momento y ahora triunfador en Hollywood (y, como alguna vez Perry de este lado de las cámaras, adicto a las pastillas) a quien Jordan McDeere, flamante y apasionada ejecutiva de la NBS (la hermosa y graciosísima Amanda Peet), le pide que regrese para que –junto con su antiguo colega en el show y socio desde entonces, el también alguna vez despedido productor/director y elegantemente cocainómano Danny Tripp (magnífico Bradley Whitford)– ayuden a superar la crisis y a devolver al show a sus noches más vivas y doradas y salvajes.

Y todos ellos están –profesional y física y espiritualmente– en el aire.

Y esto –estos– no es todo ni son todos. Hay una cómica cristiana de la que Matt se ha separado, pero sigue enamoradísimo (relación directamente inspirada en la de Sorkin con Kristin Chenoweth). Hay un feroz directivo que soporta con entereza tanta locura tan peligrosa para conseguir anunciantes. Hay un estoico director de cámaras resignado a las reescrituras de último momento. Hay un equipo de guionistas siempre a punto de amotinarse. Está el elenco del programa-de-ficción (y fragmentos de sketches antológicos como The Nicolas Cage Show). Aparecen actores invitados (el histórico Edward Asner como el capo de capos catódico, la perfecta Christine Lahti en la piel de una periodista de Vanity Fair ganadora de un Pulitzer y escribiendo un largo ensayo sobre el show, el venerable Eli Wallach como un guionista alguna vez perseguido por Joe McCarthy y sus muchachos, un formidable John Goodman como un juez de pueblo chico en un antológico episodio doble que, por una vez, sale fuera de los límites del set). Y llegan y se van los artistas convocados que –como en Saturday Night Live– presentan o cantan en Studio 60 On The Sunset Strip llámense Sting o Macy Gray o Rob Reiner o Corinne Bailey Rae. Todos ahí adentro.

La caja inteligentisima

Pero la verdadera estrella del asunto son los guiones: diálogos perfectos y vertiginosos y avasallantes y superpuestos (seguramente ésta es la serie más hablada en mucho tiempo) que, en su gracia elegante e implacable, parecen firmados por un equipo conformado por Dorothy Parker y Woody Allen y Lorrie Moore y Carl Reiner.

Y cero risas grabadas.

Cada uno de los episodios se ocupa de cómo se va armando –o desarmando, entre el lunes de la primera reunión hasta el viernes en que se emite y la posterior fiesta after-show– cada uno de los programas y lo cierto es que los cuarenta y algo de minutos que duran se pasan volando. Volando como se pasó esta serie y mala noticia: Studio 60 On The Sunset Strip comenzó a emitirse en EE.UU. el 18 de septiembre de 2006, arrancó muy bien y fue celebrada unánimemente por la crítica, ganó premios y obtuvo numerosas nominaciones, pero no mantuvo las expectativas de la NBC, el rating comenzó a descender primero y a hundirse después y –veintidós episodios más tarde, de los que yo ya vi diez– ya no se emite. Se acabó. El 28 de junio de este año la maldición de Friends se cobró otra víctima. (Recordar que tanto a Joey como a Phoebe ya les levantaron sus propias series –la tonta Joey y la brillante The Comeback–. Cualquier día de éstos Mónica será eyectada de Dirt, que transcurre dentro de una revista de chismes de famosos y que parece haber accedido a una segunda temporada. Y Rachel... bueno, a Rachel fue Angelina Jolie quien le levantó a Brad Pitt.) Día oscuro y fundido a negro. Es decir: Matt Arbie y Danny Tripp y Jordan McDeere se han quedado sin trabajo. En la televisión y en la vida real y en esta serie que se arriesgó a entender y a divertir con la idea de la televisión como uno de los tantos programas posibles de la vida real. Y Studio 60 On The Sunset Strip –injusticia poco poética– fue suplantado, creo, por uno de tantos infames reality shows. Uno de esos engendros mal actuados, mal escritos, mal vividos y donde el aire está siempre tan viciado.

Lo que vuelve a probar que la televisión no es la caja boba: los bobos son los que miran o, mejor dicho, los que no miran los momentos inteligentes de la caja en cuestión.

Lo que me recuerda: el próximo 16 de octubre saldrá a la venta la caja con los DVD de la primera y única temporada completa de Studio 60 On The Sunset Strip.

Hagan una obra de bien: sintonícenla ahora y cómprenla después. Y, a la altura del décimo episodio, vean y escuchen el mejor y más siniestro chiste con madre judía de toda la historia.

Se los cuento –cuando volvamos a estudios, a estudio, a Studio 60 On the Sunset Strip– después de los avisos.

Studio 60 On The Sunset Strip se estrena el miércoles que viene por el canal Warner a las 20.

viernes, julio 13, 2007

Fotos en Flickr

No se porque tardé tanto en poner dentro del blog un enlace a mis
fotos en Flickr, pero al fin lo he hecho, y de paso aproveche para
actualizar mi set de Fotos y crear algunos álbumes con fotos de
Danielito. Están todos gentilmente invitados a visitar las últimas
fotos, la dirección es http:flickr.com/photos/alvaromendez o
sencillamente hagan clic aquí.

Saludos.

miércoles, julio 11, 2007

YA VAN 39 MESES DE ESTE BLOG

O para ser más prácticos, 3 años y 3 meses desde que escribimos el primer post, en todo este tiempo se han generado 252 entradas, o sea, más o menos, 6 post al mes, más que todo debido a que el 2006 fue un año muy prolífico en temas de escritura. De todas maneras, trataré (siempre quedo en el intento) de tener por lo menos 1 post a la semana, para así poder mantener cierto ritmo.

Qué hago actualmente?, bueno, gracias a Dios sigo trabajando en la misma empresa, aunque desde hace 3 meses en un puesto nuevo (luego de 4 años en mi anterior puesto), aprendiendo cosas nuevas y conociendo un negocio mucho más grande del que estaba acostumbrado. Ya no trabajo en Mercado.com.bo, igualmente desde hace 3 meses, lo dejé para poder dedicarme de lleno a mis nuevas funciones, aunque he creado un nuevo emprendimiento (pequeño, muy pequeño), traer artículos electrónicos desde USA para vender en Bolivia, el sitio se llama Electrónicos Bolivia (no muy original, no?).

También soy el feliz poseedor de una estupenda y linda Macbook, sí, hice el switch, ahora soy maquero, aunque tampoco puedo dejar Windows del todo ya que lo tengo que utilizar en la Pc de mi trabajo y en la Macbook tengo XP corriendo en una partición gracias a Bootcamp (Windows corre mejor en Mac que en PC, quién lo creyerá no?).

En mi familia todo bien gracias a Dios, aunque mi Danielito sufrió una pequeña fisura y está con la pierna derecha enyesada, aunque esperamos sacarle el yeso en una semana y media. Ojalá puedan visitar mi sitio en Flickr, voy a subir las últimas fotos que tengo.

Bueno, ya los próximos post serán menos personales y tocaremos temas diversos, nuestro país da mucho para hablar. Ah, me olvida, estoy leyendo “El Regreso del Idiota”, de Alvaro Vargas Llosa, Carlos Alberto Montaner y Plinio Apuleyo Mendoza, se los recomiendo, está muy pero muy bueno.

jueves, julio 05, 2007

Mucho trabajo, mucho trabajo

Estos últimos 2 meses he estado metido de lleno en mi trabajo, tanto que estoy descuidando cosas personales que me gustan hacer (aparte obvio de descuidar a mi querida familia). El blog es uno de esos descuidos.

No se si volveré a escribir a un ritmo normal, entre mis planes está retomar el podcast, algo de literatura y quién sabe, con suerte este blog.

El país sigue siendo el mismo nido de incongruencias de siempre, la Asamblea Constituyente deambula perdida, el Gobierno sigue con su proyecto totalitario, y nuestros líderes cívicos metieron un poco la pata con el estatuto autonómico (bueno en sus intenciones, malo en su forma). Ah, y me olvidaba, la selección, como siempre, se quedó en puras ganas y nada de resultados.

Hasta la próxima.