domingo, septiembre 17, 2006

Bolivia desde la distancia


Willi Noack ®® Desde Madrid

Ésta es la entrevista a Richard Eddy Cardozo Daza, un boliviano que actualmente cursa el último año de sus estudios de Doctorado en Derecho Constitucional en la Universidad Carlos III de Madrid (España). El profesional comprometido con Bolivia hace desde la distancia un ‘balance’ de la coyuntura actual.
P.- ¿Cuál es la imagen del presidente Evo Morales en España?
R.- Ciertamente, aquella imagen que dejó cuando vino por primera vez como presidente electo se está deteriorando. Un gran sector de los españoles lo considera un personaje poco serio (por no decir mentiroso), quizás con fuerte influencia de Chávez y Castro. Dicha percepción se debe, principalmente, al hecho de que aquella vez, en relación con la petrolera Repsol, a los españoles les dijo que haría una cosa, pero terminó haciendo otra totalmente distinta.
P.- Como especialista en Derecho Constitucional, ¿cómo ve el proceso Constituyente?
R.- Probablemente sea pronto para emitir una opinión, pero la confrontación interna y externa que se está generando en torno a la Asamblea Constituyente (AC) es preocupante y deja mucho que desear. Esperemos que la actitud intransigente de unos y otros cambie, de tal suerte que la Asamblea sirva para unir al país a través de una nueva Constitución. De lo contrario, Bolivia corre el riesgo de quedar dividida entres los llamados indígenas y los no indígenas; para evitar eso, los asambleístas deben tener claro que el poder constituyente no responde sólo a un sector social y mucho menos a un determinado partido político; se debe, en todo caso, al pueblo boliviano en su conjunto.
P.- ¿Y el carácter originario de la Asamblea Constituyente y la simple mayoría?
R.- Una AC originaria sólo se da cuando, por factores de hecho, no existen leyes ni Constitución, ni tampoco funcionan los poderes del Estado. Éste no es el caso boliviano, ya que, hasta la fecha, tanto los poderes del Estado como la Constitución y las leyes están en vigor. Por lo tanto, en las actuales circunstancias, la AC por muy soberana que sea –y lo es– no puede declararse originaria. Esto, además de ilegal, sería inmoral, por cuanto significaría desconocer la norma fundamental que le dio vida.
En cuanto a la simple mayoría, hay que decir que democracia no significa la imposición de la mayoría a las minorías. Soberano no es quien utilizando esa mayoría desconoce a las minorías; eso sería actuar con la lógica de Hitler. En una verdadera democracia, las decisiones fundamentales para la viabilidad y el futuro de un país deben adoptarse por consenso o, cuando menos, por mayoría cualificada, es decir, por dos tercios de votos.
P.- ¿Qué pasará con las autonomías y el referéndum vinculante?
R.- Los resultados del referéndum no están sujetos a discusión. Se puede discutir la forma, pero ya no el Sí o el No. No nos engañemos, el modelo centralista de gestión y administración de la cosa pública está agotado; por lo tanto, se lo debe cambiar, y la alternativa más viable en un Estado unitario es el sistema autonómico. Sin embargo, la adopción de dicho sistema deberá ser gradual y voluntaria, como lo ha sido aquí (en España). La voluntad ya ha sido expresada. No queda más que dotarle de sustento constitucional y eso, en el marco de la ley del referéndum autonómico, le compete a la AC.
P.- ¿Qué opina sobre la propuesta de crear un cuarto poder por sobre todos los poderes?
R.- En el marco de un Estado democrático y constitucional, el poder por sobre todos los poderes radica en la Constitución. Ahora bien, la Constitución obliga a todos, y el encargado de hacerla cumplir, su guardián, que es el Tribunal Constitucional, lógicamente, también debe obligar a todos. Si no aceptamos esta idea, es decir, si se crea un cuarto o quinto poder que no esté sometido a la Constitución y por lo tanto a su guardián, no tiene sentido seguir con la Constituyente y mucho menos redactar una nueva Carta Magna.

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