jueves, junio 22, 2006

Presidente, lo está haciendo mal

 
Ruber Carvalho
 
Aunque se perfectamente que a Ud. le importa un comino lo que piense un ciudadano de a pie, para mi, que sólo me represento a  mí mismo, es importante hablar antes que la amenaza totalitaria que se huele desde su gobierno, termine consolidando un estado hegemónico en base a un populismo sin pie ni cabeza que nos lleve a la desintegración y el desastre, en base a llamados “movimientos sociales”, expresados bajo esquemas fundamentalistas y corporativistas, donde cualquier atisbo ideológico se desvanece en el inmediatismo y las coyunturas de grupos anárquicos, alentados por el clientelismo político y la prebenda.
Yo no voté por Ud., presidente, en realidad, voté en blanco, porque creo que el voto debe ser voluntario y ante la falta de propuestas de ninguno de los candidatos, no nos quedaba otra alternativa, para quienes creemos que la democracia se garantiza a través de los partidos políticos y no de montoneras sindicales. El ser humano está hecho de sus gustos, libertades y pasiones, antes que de ideologías, aunque estas sean posteriormente utilizadas para sus propios intereses. En todo caso, esta “construcción” del ser, es la que nos hace personas antes que rebaño. En nuestro país, la derecha absurda y fracasada, inepta y corrupta, engendró el descontento e hizo que su sindicato cocalero tome la fisonomía de partido, aunque con buenas perspectivas de convertirse en una verdadera opción social de gobierno, con contenido liberador y con miras a tender puentes para construir, una relativa unidad nacional, que nunca antes existió. Pero más pudo la angurria del poder por el poder (no quiso esperar aquello que los viejos teóricos de la revolución llamaron condiciones objetivas y subjetivas) y ahí está Ud. de presidente constitucional de la república por el voto mayoritario del electorado del occidente del país, porque Ud. perdió en los departamentos orientales y Tarija. De ahí su odio a todo lo que huele a camba, a trópico, a verde (una poetisa paceña escribió su mejor veneno contra Santa Cruz, en  un librito de poemas que tituló “El verde no es un color”). Su actitud es humana, pero no es política, y Ud. se metió a político y salió elegido presidente hasta de los latifundistas y oligarcas cruceños, aunque, claro está, Ud. se empeña en ser sólo presidente de los aimaras y los quechuas (aunque los quechuas parecen figurar de adorno).
Ud. pudo ser un buen presidente, su porcentaje electoral (aunque perdió en el oriente) le daba para que haga el mejor de los gobiernos. Ud. pudo brillar con luz propia y así lo entendió la comunidad internacional cuando le brindó un magnífico recibimiento en su primer viaje al exterior (aunque no lo recibió Mandela). Su calidad de primer presidente indígena (que tanto recalca su amigo Chávez) con un poco de curiosidad y exotismo fue un gancho desperdiciado y todo se quedó en la chompa y la chamarra que dieron la vuelta al mundo, pero poco a poco, esos “símbolos” de humildad y poca ropa, se quedaron en un cliché demagógico, cuando se supo que una costurera de lujo le confecciona los atuendos, y que era Chávez quien pagaba los viajes.  Errar es humano, pero Ud. juega a político. Además, hay que añadir que Chávez está loco, es un pequeño dios lleno de petrodólares, que ha hecho de Dios y Bolívar una argamasa a su imagen y semejanza  insultando al que se le ponga al frente y pensando como Hussein en la madre de todas las batallas, soñando con su propia guerra en el que comandará los ejércitos libertadores que Bolívar no pudo comandar. Fidel está senil (no es ningún delito, sino simplemente un hecho natural que el tiempo no perdona a los seres humanos) y Ud. está en medio de ambos, entre una sarta de adulones que quieren hacerlo creer  que es la reencarnación de Manco Capac en versión aimara.
Después  fue su primer viaje a Santa Cruz, a jurar autonomía delante de los cívicos y los oligarcas. Lo aplaudieron varias veces, como hacían con su vicepresidente (invitado permanente a las mesas redondas de los empresarios cruceños que se extasiaban escuchando su discursito sobre la locomotora cruceña y el liderazgo empresarial que debería llevar en sus manos las riendas del país. Puro bolero). Las cosas se hacen en la capital y no en

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