Se que puede sonar muy cliché, pero me da mucha tristeza todo lo que está pasando en nuestro país. Acabo de ver el mensaje del presidente, en el que a través de un corto comunicado convoca a la eleccion de Constituyentes y el Referendum Autonomico. Cuesta creer que nos estemos acercando tanto al abismo, si es que no hemos caído ya. Les dejo una nota que encontre en el blog de Miguel Esquirol, un cochala radicado en Barcelona y a quien conoci hace un par de años.
- y La Paz quedó aislada del mundo
En la marcha más multitudinaria de los últimos días,
miles de mineros, campesinos, maestros, comerciantes,
obreros y desocupados hicieron colapsar ayer esta capital,
y La Paz quedó aislada del mundo.
El clarín
miles de mineros, campesinos, maestros, comerciantes,
obreros y desocupados hicieron colapsar ayer esta capital,
y La Paz quedó aislada del mundo.
El clarín
Querida:
No se si lograré enviarte esta carta. Me han dicho que por los Andes hay un grupo que ha descubierto una ruta de salida hacia Chile, que como un goteo logran salir. Intentaré enviarte con alguno de ellos mis novedades. Quiero que sepas que estoy vivo y aunque muy delgado creo que hemos dado con una precaria forma de estabilidad.
¿Cuanto tiempo dura el bloqueo?. La verdad ya no estoy seguro, han pasado demasiados meses. Ha pasado tanto tiempo que lo que al principio era un cerco humano de presión al rededor de la ciudad se ha convertido en una pequeña ciudadela estable. Nos han olvidado aquí adentro, las trincheras y las minas hacen que sea imposible salir y el muro de silencio que han creado nos ha hecho desaparecer. No tengo la menor idea lo que dirá la prensa internacional, pero seguramente nada bueno.
Al principio fue muy difícil. Sufrimos primero por la falta de comida. Muchos murieron en ese tiempo, cada amanecer aparecían cadáveres congelados. Con mucho esfuerzo y trabajo logramos sobrevivir. Ahora tenemos cultivos de maíz y papa y manadas de llamas que cuidamos con celo son nuestro único sustento. Ahora casi todos somos campesinos y hemos aprendido a sobrevivir en el frío del altiplano. Tenemos la piel cortada por el frío, las manos callosas, la espalda adolorida por todos los días luchando con la dura tierra. Los pocos campesinos originarios que no salieron a bloquear la ciudad nos han enseñado sus métodos de cultivo, ellos ya no pueden irse de todas maneras. Hemos tenido que aprender todo de nuevo como si fuéramos niños, pero ellos han sido muy pacientes.
Lo siguiente en acabarse fue la gasolina, las pocas bombas fueron saqueadas las primeras semanas; algún depósito fue defendido más tiempo por un minúsculo ejército que vendía cada litro por cifras increíbles. Pero incluso esos depósitos se terminaron. Los coches ahora son trastos inútiles, algunas personas los adaptaron para que las llamas tiren de ellos, al menos tienen puertas y ventanas para combatir el viento. También nos cortaron la electricidad que llegaba desde el norte. Hicieron volar un par de torres y todo el subministro desapareció en una sola noche. La noche más oscura que pueda recordar. Hubo caos y terror. Tu tío murió aquella noche intentando defender su librería, sus pocos libros siguen siendo mi tesoro, los transporté durante muchas noches a mi actual hogar y me han hecho mucho bien.
A ratos me parece que volvimos a la época de las cavernas, retrocedimos en el tiempo, pero vivimos entre ruinas de casas, fábricas y carreteras asfaltadas. Los más altos edificios se vaciaron los primeros días sin electricidad ni calefacción convertidos en esqueletos de gigantes. Después de las zonas altas y que fueron las más ricas comenzó una peregrinación hacia regiones con sembradíos y ríos, los rostros de esos hombres y mujeres revelaban el grado de terror que habían sufrido, muchos de ellos estaban moralmente destrozados, eran zombies sin volutnad. Pero tenían que vivir cerca de la fuente de alimento por lo que fueron a pedir ayuda, les dieron picos y les enseñaron como quitar las piedras y las pajabravas para preparar un terreno. Lo que un día fue la impactante capital del gobierno, aquella hoyada llena de vida, se había vaciado casi por completo. De noche desde la ciudad de El Alto se puede ver un pozo negro con alguna luz de fogatas o incendios.
Todavía tenemos grupos que se dedican a recorrer las casas buscando objetos valiosos para venderlos o intercambiarlos. Pero los objetos valiosos son ahora diferentes. Un pico y una pala son más valiosos que un televisor. Recipientes metálicos y de plástico más que joyas o billetes. Mantas, frazadas, ropa de lana son entre los objetos más cotizados. Las hilanderas han empezado a formar aprendices, ellas son quizás una de las fuerzas económicas más importantes de la ciudad.
Hay días que me entra la desesperación cariño mío. Si viviéramos en una región más cálida sobrevivir sería más fácil, pero el frío, la dura tierra altiplánica, las gélidas aguas que bajan de la cordillera, hacen que el día a día sea una constante lucha. Ya pasamos un invierno. En ese entonces vivíamos aun en la ciudad pero igual muchos murieron, sobre todo niños. El invierno que se acerca puede que tengamos que volver a las casas, ya han empezado a buscar aquellas de paredes de adobe que son las que mejor conservan el calor; aun no somos los suficientes hábiles todavía para construir casas propias, quizás para el invierno siguiente estemos mejor preparados. Como ves, mis esperanzas de que esto se arregle han desaparecido.
Los niños son los más fuertes, son los que mejor se han acostumbrado a su nuevo territorio, pero existen demasiados huérfanos. Sin importar de qué familia vienen, de qué color es su piel o cabello se reúnen en peligrosas pandillas. No trabajan la tierra y no tienen con qué alimentarse. Son una pequeña plaga que va arrasando la tierra por donde pasan. Tuvieron que matar a un pequeño grupo para atemorizarlos y ahora están un tanto tranquilos. Puedes ver en sus caras el miedo y el hambre. Necesitan alimentarse y nadie les ha enseñado a cultivar maíz, a pastorear llamas.
Como te dije al principio de esta carta hemos llegado a un precario equilibrio. Mientras las cosas no cambien sobreviviremos. Mientras la muralla que nos separa del mundo exterior nos deje en paz seguiremos trabajando la tierra. ¿Y qué pasó con los problemas por lo que comenzó todo esto?. Yo creo que todo el mundo los ha olvidado. Ya no se presiona al gobierno. Ya no existe un gobierno aquí dentro. En el palacio del presidente aun vive él y un grupo reducido de hombres. O creemos que lo hacen. Desde lo alto se puede ver la luz de fogatas en su patio central. Nubes de humo salen por una ventana como si alguien cocinara. Hay algunos que dicen que han destrozado el suelo de los pisos inferiores para cultivar. Lo único que se es que él nunca quiso salir, no quiso enfrentarse a su pueblo. Se ha convertido en un ermitaño. Pero por alguna razón nadie ha intentando entrar a la fuerza al palacio del gobierno. La primera semana fue defendida con rifles de asalto por los pocos militares que aun vestían uniforme, pero después todo el mundo olvidó ese edificio. Como si no existiera. Igual que nosotros para el mundo exterior.
Intenta contarme novedades del mundo exterior, qué se sabe de nosotros, qué ha pasado con el país que ha vivido esta crisis. Ahora despacho esta carta, espero que algún día estas noticias lleguen a tus manos
Con mucho cariño
Tuyo
M.
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